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Fechas que huelen a sol y a sombras

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Calma, gracia y luz despertando belleza Cantan dos palomas y las dejo ser. Anda suelta tu presencia por la casa Sonrío. Rompe su crisálida el 2011 . Sus alas húmedas brillan dentro de mí  y despierta dibujando formas que giran entre mis manos. Buenos deseos que lo cubren todo ¿En qué bosque se petrificarán luego? ¿De qué ramas penderán los sueños? Cierro los ojos y hundo mis pensamientos en el agua de un río que camina por la memoria. Un año más, un año menos, imagen que junta sus fragmentos. Fechas que huelen a sol y otras a sombras. Todo se parece pero es distinto. Hasta la luna  deja sus anhelos escritos entre las nubes y muestra su rostro de niña que espera a los Reyes Magos

La transparencia de la duda

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Corta la tarde su sombra. Muerde y serpentea la duda encendida. Quiere escapar del eco dulce  que vive en el latido de tus silencios. De pronto, la duda se transparenta y ya no importa la zozobra ni la quietud de la noche o la sed de otros tiempos. En mi cama descubro un buen sueño apartando toda pena y toda ausencia. Sobre mi almohada una llave, señala una fuente que da vida y se envuelve cual sortija, a mi espera de golondrina.

Estandarte de lo posible

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Va girando el día, remolcando las horas con paso cansino. El presente se hace sustancia en el aliento tangible de la noche. Hay un jardín que sueña con la lluvia muriendo en la quietud del antes             y en el después cayendo con la suavidad de palomas besándose. Hay un jardín que dibuja con trazos indelebles las estaciones del ayer pero se pierde en el canto que reverdece en el mañana              y se impacienta en  marcha loca, la memoria. Todo es al mismo tiempo, se confunde el inventario de lo que fue con lo que jamás será. Lo fugaz y lo eterno conspirando con los sueños. Sólo queda la  poesía como estandarte de lo posible.

De tu mirada

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Se han ido las sombras que olían a muerte. Dejó el dolor de abastecer al día             y mi vida solicitó cambio de suerte. Por la puerta ha entrado el sol para quedarse a jugar en tu mirada. Esa mirada que se enrosca a mi risa                 y me persigue por la casa. Esa mirada que busca refugio en mis ojos, que se esparce serena, arropando mis silencios. Esa mirada que es milagro, es entrega y es descubrimiento al confirmar que  el infierno tiene que ver con la ausencia Sorprendida, me digo...

El primer llanto

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El primer llanto, el nuestro, jamás nos deja, nos mira desde arriba y cada tanto, él mismo nos consuela. Ese primer llanto es el padre de todos los llantos, los pequeñitos, los que se van lejos cuando nos encuentra la risa y llegan a otra parte, a colgarse del silencio. Ese primer llanto, cada tanto regresa a secar las lágrimas nuevas, toma forma de ternura y nos abraza como lo hiciera nuestra abuela. Nos mira de frente y demuestra que todo pasa en espejo,  que lo de hoy  es apenas una copia del primer momento. Que los llantos del presente están hechos de viento, son campanas que llaman al primer llanto, es así que los llantos nuevos y el llanto viejo suenan  todos juntos al mismo tiempo. Fotografía: "Desconsuelo" Tiago. Gentileza de Juan y Mariana Rizzo  mis sobrinos y amigos del alma .

Tal vez sea amor

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Porque descubro la flor que antes no veía y anticipo el beso de un sueño en pleno día y la luna tiende su velo ceniza sobre la fuga del tiempo y la distancia. Porque mi sombra se aleja un poco y me observa cruzando gestos con el viento y me desconoce feliz hilando versos y no se arrima  hasta que me duermo. Porque me encuentro desnuda de sigilos y lo mío se cuelga a lo tuyo y la tierra se despega del cielo y las heridas vagan con lo incierto. Porque el espanto se marcha sin ruidos y todo es blanco y está iluminado y absorta camino por el misterio y descalza,  traspaso el miedo. Sí, tal vez sea amor o tal vez sea  delirio                      creciendo entre las nubes del olvido.

Todo está dispuesto

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Tengo preparada la mesa y el alma de fiesta.  El corazón libre y una ternura que desparrama serpentinas desde el jardín. Junto al fueguito cuentan hasta diez los fantasmas, hacen restallar las brasas, me saludan por última vez y desaparecen en silencio. El viento trae esa ansiedad de lo desconocido, me llama alguien desde muy lejos, pero no lo atiendo.  Quiero saborear otra vez el pan de un amor nuevo. Quiero saborearlo antes que se vaya esta luna buena, antes que regrese el alba con su paraguas atajando posibles. Todo está dispuesto, la mesa, mi corazón y la espera.