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Interludio

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Cae una pluma de ángel señalando el lugar en donde se desprendió un alma. Brilla el cielo y habla de viajes, susurros que señalan una pausa y usurpan el insomnio de los tristes y lo quiebran como hace el sol con la escarcha. Se detiene por un rato el día. Es mejor que las voces hagan silencio. Descendió a recobrar su pluma el ángel.

Como antes

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Volvería a ser como antes si me lo pidieras. Dejaría que llueva en la noche con las ventanas abiertas, que el agua nos bañe y baje hasta encontrarnos. Que mi cabello mojado lo seques entre tus manos Y volvería a llamarte si quisieras escucharme. Diría “te amo”, como antes  si dejaras de ser esa sombra que aunque se parece a tí es tan distante…

Arden

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Petrificada

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Esa manera que tiene de abrirse el día, de mostrarse con la luz cayendo en llamas por tu pelo. Ojos de mirar ausente y las horas ascendiendo por tu tiempo. Te encuentras petrificada, desconociendo la risa golpeando tu esperanza. Y el día no pasa, no es, crees que jamás ha sido, como no ha sido la sombra ni el viento. El verano golpea en otro mar y es su espuma. Aquí la montaña esconde una marcha de estrellas  que señalan la entrada a un destino incierto. Aquí la montaña te hace suya,                te enseña  que no Vives, estás...

El zumbido de la tierra

A veces, cuando llega su  rumor sordo y asciende hasta mi existencia me descubro con mi alma abrazando a la tierra.  Rumor que se eleva y cae entre mis certezas  Recién ahí lo instintivo me ordena: ¡Despierta! Le pongo nombre al Zumbido, por temor a lo desconocido.  Es el nombre de lo amado, nombre que me mantiene en mi eje  y me previene del eco que ensordece No está fuera, está en mí, está en vos  está en todos. No cabe en un solo espíritu.  No me preguntes su nombre. Moriría al decirlo,  las sílabas se escriben secretamente en mi esencia  El zumbido existe y es comienzo Es señal del fuego eterno. Es señal de mi propio fuego.

Detrás de aquella ventana

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Llegan imágenes extrañas, de noches oscuras, ventanas empañadas, las cortinas velan las miradas, de distancias desperdigadas, trato de recordar el sueño, se me cruzan las alambradas, por algo lo habré olvidado, en los ojos hay lagañas, decían las viejas comadres, cuando restregas tus ojos, apenas despunta el alba, te perderás lo soñado, tu día será de hilachas... De pronto cayó la foto, el alma quedó congelado, algo le habían quitado, en aquel lejano agotado, hoy la fatiga me gana, ya ni recuerdo lo respirado, ando con paso muy lento, siento que me están llamando, tengo los huesos golpeados, el corazón destrozado, la daga que me han clavado, hasta la llevo colgando, me atemoriza la ventana, tal vez me he despertado... No sé por qué regresa el momento, el lugar, la circunstancia, creí haber visto una dama, detrás de esa ventana, dicen que estoy confundido, que allí ya nadie habita, debe ser un recuerdo, de esos que regurgit

Descubrimiento

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Desde el lejano acantilado de la sinrazón, me llama tu recuerdo de arena y lluvia. T raspasa el olvido. Florece y me viste de sol.  Una nube con forma de ángel mete a las otras nubes en su corral y detiene su éxodo. El cielo entiende, el cielo me acompaña. Hasta que te veo, hasta que otra vez digo “te quiero” y me doy cuenta que la música que pretendía no escuchar era la de tu alma que me buscaba desde otro lugar, distinto al mío pero que existe, aunque yo no quiera verlo, aunque no quiera creer en algo más. Comprendo que la oscuridad no es tal, que todo es agua abriéndose a tu imagen. La herida ya no sangra, el secreto se ha librado de la carne. Rompo el silencio y me sé enamorada por un instante, el instante  que dura tu sombra, allá en el cielo...