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Si piensas en mí

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Si piensas en mí, recorrerás una calle  llamada olvido, entre sus adoquines están mis palabras. Pero mira bien,  evita el descuido,  necesitas cautela para que se abran.  Si piensas en mí, descubrirás mi huella en tu almohada. Porque no me he ido, estoy a tu lado, tendida, cercana, tuya, desdoblada. Es a la que extraño. Contigo he quedado. Si piensas en mí, no te detengas, no reprimas tus pasos. Pensarme nada tiene que ver con lazos. Es liberarte de toda atadura. Es volar sin miedo a las alturas. Si piensas en mí, encontrarás nubes y cielo en donde pintarme. Borrarás aquellos detalles que quise callarme. Dibujarás a la luna entre insomnio y madrugada  y con tus propias manos, tallarás mi llegada. Si piensas en mí, me acostaré de lado hasta que te duermas. Te susurraré al oído, te hablaré de treguas. Me haré pequeñita, me abrazaré a tu sueño y naceremos los dos en un mundo sin dueños. Si piensas en mí... No temas, pensarme no

Azucenas alumbrando

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Me llega el encuentro               sin poder tocarte. Mirarme en tus ojos               sin tu reflejo. Nombrarte. Perecer al hacerlo. Tiendo mis manos, sábanas vacías. Mes de azucenas alumbrando mi pecho. Un mundo incierto y muchos puertos. Perfil de auroras estremecidas                                              ... en tu recuerdo.

De mi sobrino, Juan Rizzo y su "Gualicho de Papel" (y de mi orgullo de ser su tía)

Gualicho de Babel Hay quienes no pueden imaginar un mundo sin pájaros; hay quienes no pueden imaginar un mundo sin agua; en lo que a mí se refiere, soy incapaz de imaginar un mundo sin libros . (J.L. Borges) Es un poco bobo. Y bastante vulgar. Es supersticioso, anticuado, y quizás es todo un signo de nuestra derrota, de nuestra mala conciencia. Es casi pornográfico. También es lo más cercano que algunos nos sentimos al hogar. Es el inexplicable entusiasmo que nos asalta cuando vemos tantos libros juntos. Viernes. Apenas pasadas las cinco de la tarde. El cielo amenaza pero el calor se mantiene. Ahí están. Las mismas carpas en cuyo interior se despliegan a veces las delicias culinarias de diversas colectividades. Las mismas carpas en las que, en ciertas fechas, se puede adquirir toda una gama de pintorescas artesanías de garantizada inutilidad. Esta vez se juzgó imprescindible asignarle a cada una su correspondiente número romano y bautizarlas con nombres de autores argentinos

Octubre

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Octubre habla del rocío deshaciéndose al sol y de un mar que no conozco pero visita mis sueños cada noche. Las horas persisten en su manta azul, traman con firmeza los segundos, no quieren que las sombras puedan destejerla. Como el desamor, puede destejerlo todo, hasta aquello que alguna vez creí verdad. Es mejor así, puedo regresar una y otra vez viendo mañanas como si fuesen las primeras, sin presentir el final, aunque de mis ojos alguna lágrima intenta liberarse, pero no comprendo su razón de ser. Así ha de ser el olvido...

Me llamaste Alma

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Me llamaste Alma. Y no sabía que tu vida dependía de mí. Al irme,  quedó tu cuerpo vacío. Desamparo naciendo de mi olvido. Hojas que eligen no nacer en tu desierto. Debí llevarme, buscar otra estación. Mi alma necesita del canturrear del agua y de un cielo inmenso en donde amanecer. De quedarme en ti, habría perecido. Sería demorarme en lo imposible. Yo no te preguntas desde qué cerro verás mi regreso. Me he convertido en leyenda, en neblina que no te deja ver los días y luces  susurrando un presente. Cada tanto, recuerdas a una tal Alma. Aunque no sabes si es la lluvia que anda inventando o tu memoria que divaga en otras playas. Te quedas en el ayer, lo prefieres.  Es más fácil someterse  a la historia ya dada.

Cada tanto...

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Cada tanto, regreso a las viejas pasiones, como la de descifrar paisajes en el cielo, descubrir en el regreso de las golondrinas, (adherida a su vuelo, como barrilete sin hilo) la primavera lila de las glicinas preñadas en racimos de encuentros. Cada tanto, hago acrobacias entre mariposas donantes de alegría, me abrazo con la hierba que crece en la orilla del mañana, visto de tules  verdes mi esperanza apacentada en la vigilia de mil sueños. Cada tanto, me levanto con el pie izquierdo, tan solo para contradecir la suerte, extiendo mis canciones al día y vuelo… Cada tanto, también, despido mi silencio, me acerco al consuelo de un nombre que confunde mis desvelos y saltando el abismo que nos separa, me prendo a la ilusión de septiembre y escucho el  decir del viento, murmurándole un  "te quiero"  al duraznero.

En esta hora

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Todo puede ser en esta hora. Despertar sin máscaras de otros días y descubrirnos en un jardín que hipnotice al tiempo.  Descorrer la indolencia del silencio y dejar que retrocedan los fantasmas que bajan vestidos de invierno. El aire dibuja signos para que nos atrevamos a leerlos. Tienen que ver con proximidad y huellas de pasos que sugieren alianzas. Todo puede ser en esta hora, hasta el olvido. O la búsqueda eterna de la puerta que descubre mil auroras. Inquietud de profecías jugando con las lluvias que destilan porvenires instalados en ese lugar en el que duerme la piedad, guardiana de la furia de los hombres. En esta hora, cierro los ojos y muevo la nada a otro lugar. Es bueno ensayar el renacer en un paraíso   sin posibles desertando a mis pies. Todo puede ser en esta hora, hasta la casualidad topándose con tu desamparo en mi camino y mi piel cubriéndose de mañanas que se sumergen en tu sonrisa.