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Junto a la Zamba del Nuevo Día

¿Alcanzaste alguna vez ese secreto que se esconde entre los árboles?  Se ata a la rama más alta y desde allí se mece, esperando que tu suspiro lo lea, o tu sonrisa. Si lo quieres tomar desde el tronco, no podrás, será como el tiempo, se convertirá en río imposible de navegar, sangre caudalosa por la que se escapan los lamentos. Una mañana, me atreví, y subí a ese árbol. El mensaje decía que conocía esa sensación mía de no entrar en este mundo, de sentirme a veces pequeñita, otra flotando en otro mundo y hasta a veces, vida que se transparenta bajo mis pies y la veo correr como lava. Ya sé, no me comprendes, me lees y no me comprendes. Igual escribo, aunque ahora casi ya no lo hago. Esperé con paciencia no hacerme pedazos, esperé tu pulso ayudando al mío, pero no. Jamás regresaste. Te pedí que no me callaras, en el recuerdo. Pero eso es imposible. Nadie puede hacerse responsable de estos pensamientos que me abordan y me hieren de silencios. No todo es desertar. Llegan las

Hay verdades...

Hay verdades que no se buscan. Llegan. Nos hacen mezquinos. Nace la culpa de ser analfabetos al lenguaje de lo que vendrá. Negarlo es más fácil.  Luego, cuando estas verdades estallan, nos quebramos.  Con el tiempo,  comenzamos a recorrerlas, dejamos que su espinas sangren nuestro dolor. El afirmar que no están ya no forma parte de nuestra salvación. Antes de dormir,  nos llega el rumor de sueños quemándose irremediablemente. Flamas azules, como azules eran los sueños, muestra este fuego que poco a poco deja de  quemar. Quizás sea el morbo que justo al final, cuando todo es ceniza, buscamos tomar con nuestras manos lo que ya no es. De algún lugar, surge un verso, habla de la dulzura de aquello que se resiste a ser olvido  pero huye con el primer suspiro. 

"Mundialidad"

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Estrellita

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Mujer de silencio, mujer del nunca  más. Tienes una estrella pequeñita, llena de lágrimas, no la dejas salir, aunque sabes que está ahí. Eres su cárcel, mujer de silencio, descubres su luz cuando duermes pero despiertas y la niegas. Si alguna mañana te animaras y dejaras que tus párpados la liberen, descubrirás que más vale una estrella en el cielo que esa pequeñita dentro tuyo, muriendo…

Estás en mí

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¿Cómo puedes pensar que no te leo, no te veo, no estás aquí? Camino por la orilla del río y eres la garza que busca en el agua un pez que no regresa. Subo hasta el pico más elevado del día y eres la sombra que no ataja mis otras sombras. Tomo una mandarina y eres la semilla que protejo de los gorriones para plantarla luego y dejar que crezcas. Si renaces con el cielo, cuando lo miro y es de plata tu mirada cuando llueve. Te conviertes en mi espacio cuando sueño y en canción sin lejanía cuando despierto.  Sólo tu nombre no escribo y no escribiré jamás, porque es de agua y es de tiempo. Como es de agua y es de tiempo mi vida, ahora  que siempre te encuentro.

Sexo, sexo y sexo

- En tiempo de crisis no se lee poesía, amiga. Hacé como yo, que le encontré la vuelta, escribí sobre el sexo, describí, hablá, nombrá. ¿Te acordás cuando vos me ayudabas para que termine el secundario? No sabía qué hacer con mi vida, tenía 24 años y me faltaba cuarto y quinto aún… y vos con tu paciencia infinita, hiciste lo imposible, parecía que estudiábamos a la par, nunca sentí que me enseñabas, me hacías creer que aprendíamos a la vez - - Eres muy inteligente, Leticia. Todo mérito fue tuyo. Mérito que se demuestra en tu nuevo libro. Tercera edición agotada -  Sobre la mesa de mi comedor está su libro, al cual he leído de un tirón -¿ Qué te pareció, Ali? - pregunta ansiosa, como si de mi opinión dependiese su futuro . - Que tienes razón, en épocas de crisis, se consume todo lo que tenga que ver con el sexo. Si alguien quisiera publicar un libro de poesía, de buena poesía, no sé si llegaría a vender alguno - - Pero… ¿Qué te pareció? - Insiste No quiero herirla, no puedo.

¿Qué tiene de distinto este día?

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