En el país de Alicia Abatilli

​Dentro de mi ser,  brilla un suspiro. E se que le quita la tapa a las sombras cuando  quieren escaparse de mi pecho. Uno de estos días dejaré que trepen,  que hiervan hasta saciar su hambre,  hasta comerse entre ellas. La oscuridad no es mala,  lo que es malo es cuando la ocultamos. ​Luego, veré al fin ese fuego escondido,  protegiendo un tesoro:  una vida alumbrando milagros. Ceguera que ya no es,  búsqueda cercana que abrazo,  lo conocido, lo antiguo,  el sitio anhelado al que fin habré llegado.​

​Las hogueras, las verdaderas, son en el presente, ​depende de nosotros arder hasta la muerte. ​No naceré  mañana, hoy es el día, este segundo ​ningún comienzo, ocurre más tarde ​y si sufro, SUFRO. Si amo, AMO Al dolor lo convierto en manta duradera ​deja de ser dolor, es consuelo  ​ abrigando el alma ​y a la felicidad la guardo para cuando no tenga ​momentos, sonrisas, palabras, versos ​todos regresan,las veces que quiera. ​ Soy libre y ante mí, todo florece doy lo que soy, no lo que otros quieren que sea. ​El futuro es opaco, no busco su transparencia el día a día ilumina, descubrirlo es mi fuerte.

​Le temo a las caretas, ​a los perros ciegos de los ciegos, ​a los gatos que lo saben todo. ​Me gustan las formas, los nombres,  el saber hasta dónde llego. ​ las palabras que rompen los límites, ​lo invisible de una caricia, ​una sonrisa,  tu sonrisa naciendo  con la mía.

Porque el dolor no es más fuerte que el amor y el amor no es más fuerte que la vida, descubro una sombra acompañando mis días. Dibuja arabescos entre los helechos y es la columna uniforme del tiempo. Sombra que acaricia el misterio y se engancha  al perfume del limonero. Simulo no verla, pero ella precede cada movimiento. Ceguera de mar escondida en una palabra una pequeña, mezquina, salida de otra boca, con aroma a renuncia, sequedad de la nada y ventana en la que se ocultó el cielo, cielo en el que cada tanto, lo invento.

​Hace tiempo que no te nombro.  Es para que el recuerdo  no pueda aferrarte cuando quiera olvidarte.  Sin tu sombra, sin tu nombre, sin tu rostro.  Es la manera que encuentro para seguir adelante. 

Alegría: rojo y verde Belleza: nubes de acuarela coloreando el cielo Esperanza: más verde que amarillo Milagros:transparencia y sonrojo por lo que aún no es. Mi madre: lavanda y aroma a glicinas Mi padre: corazón dorado y tabaco. Miedo: oscura quietud. Soberbia: sombras, imposibilidad de la palabra. Sueños: brillo, fuego, gris, niebla. Vértigo: ocre dulzura, verde manzana y púrpura. Vida: todos los colores superponiéndose.  

Para que el gris tristeza se marche, tejo un almohadón de colores brillantes en el que se anudarán mis sueños, sembrando paz y alegría, como antes.