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Mostrando entradas de agosto, 2014

Vuelan mariposas entre los renglones.

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Vuelan mariposas entre los renglones.  Intento aquietarlas pero juegan a la soga con los versos Creo que estoy alucinando. Cierro mis ojos. Pero no. Alas doradas levantan mis párpados. M e obligan a mirar, aunque quizás ésto es efecto del silencio. Uno puede volverse loco al no hablar por tanto tiempo. Las diérisis se confabulan con sus vuelos, se mezclan y la gramática abandona su seriedad por un rato, sabe que están bromeando, no hace mal reír de vez en cuando. Giran hasta no poder distinguirlas y se posan sobre lo que ellas creen un jardín que les pertenece. Pese a mi asombro, no siento que me invaden. Es bueno descubrir algo de color entre tanto gris escrito. Dos de ellas borran los renglones que hablan de tristeza,  otras cantan algo, creo que intentan convencerme que no todo está dicho. Algunas descansan sobre un espacio en blanco, saben que la vida es breve,  pero no han venido a lamentarse. Tienen mucha poesía por delante. En algún lugar encontrarán el néctar que an

Cotidiano

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Lo que nadie tiene en cuenta  es lo que tengo en cuenta:                                                                                    Una margarita creciendo en la vereda. La sombra de un árbol seco sobre una pared vieja. El azúcar disolviéndose en el café Las palabras que no significan nada  y las que significan todo. Un pensamiento, cualquiera, inconexo  pero que siempre me lleva al mismo lugar. Decir "estoy viviendo"  y nadie parece darse cuenta de ello, de su transcendencia. Leer en algún diario oficialista la palabra libertad  y morirme de risa o de bronca... Dos gatos peléandose frente a mí  y un perro que los mira sin inmutarse. Alguien cantando con una voz que irrita,  prefiero la pelea de gatos. Cocino intentando parecerme a mi madre.  No lo logro. Vuelvo a su receta. Fracaso. Limpio como queriendo limpiar mi memoria  pero siempre un grillo insistente se esconde dentro. Ya no intento callarlo. Decidí hacerme amiga de él. Escribo la palabra voz y

Julio Cortázar, 100 años de su cercanía.

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Será cosa de la casualidad que a fines de agosto nacieran estos dos genios (Borges el 24 y Cortázar el 26) y también hayan nacido dos de mis hermanos, Silvia (el 25) y Hugo (el 30). Hermanos que me hicieron descubrir el placer de leer  a estos dos escritores. Quizás por eso, agosto tiene para mí, ese no sé bien qué de nostalgia, recuerdo infinito y admiración.   Obra de Cortázar

24 de agosto: Día del lector

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La Literatura está de festejo: Borges recién está naciendo. Lo descubro en los jóvenes que comienzan a leerlo y en los adultos que regresan a sus letras. Un escritor de su talla no merece que se lo conciba muerto, vive en cada verso, ensayo o cuento. Y en caso de tomar conciencia de su ausencia física, es bueno imaginar el paraíso en el que está: Una biblioteca. Considero que en esta entrevista  podemos descubrirlo, no como escritor famoso, sí como Persona:     “El verbo leer, como el verbo amar y el verbo soñar, no soporta “el modo imperativo”. Yo siempre les aconsejé a mis estudiantes que si un libro los aburre lo dejen; que no lo lean porque es famoso, que no lean un libro porque es moderno, que no lean un libro porque es antiguo. La lectura debe ser una de las formas de la felicidad y no se puede obligar a nadie a ser feliz" ( Jorge Luis Borges).

Estás

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Entraste al paraíso, ese lugar que no conozco pero imagino. quizás estés descubriendo los olores a glicina que aquí te enamoraban o el brillo de tus dedos atravesando mi tiempo No sé cómo serás allá, quizás la misma de adolescente esa época de risas recorriendo la casa refugios de colores eran tus palabras.  Aunque no te pienso, sé que Eres en mí. Abro los ojos y éstas, así será por siempre y más.

El cuaderno de mi padre

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No me atreví a leerlo hasta que hubo muerto. Lo llevaba consigo. Parecía ser un secreto. Me fascinaba verlo dibujar cada letra. Se me ocurría que era un mago y que si ese cuaderno no lo cerraba pronto,  las emes se convertirían en palomas, las efes en peces y las eles  en divertidas lagartijas. Como hombre de campo que era, cada hoja estaba adornada por una flor silvestre que seguramente había encontrado en algún lugar insólito. Señalador precioso que indicaba el día en que sembró el arroz, cuánto obtuvo de la cosecha de trigo y los daños causados por la última pedrada de primavera. Cuaderno prolijo, su letra preciosa parece una pintura perfecta abrazada a cada renglón. Marcaba con una estrella los cambios que realizó en el suelo,  con un círculo el fracaso que tuvo con los frutales y una balanza indicaba las diferencias de rinde entre un año y otro. Hay un espacio de varias páginas sin escribir,sólo la fecha, al final de una de ellas, como una herida de muerte, dibujó una cruz, al m

Gestos que son de luz...

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Sonrisa primera de un niño triste. Una flor doblándose al despedirse del rocío,  su tallo volviendo al lugar, transparente. Mirada centrada más allá de la mirada. La naturaleza desmintiendo la impiedad del hombre en  una pareja de horneros construyendo su nido  en el árbol que veo al despertar. La tarde cruzando de puntillas  para que no la descubra al partir. Agosto ardiendo al consumirse  y el amor demostrando su valentía  al extinguir las sombras de nuestros miedos.

¿Y para cuándo la vida?

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Dejémonos de malos presagios, de doler ausencias que jamás fueron presencia. Que nuestros pasos sólo sean de ida. Tuvo mucho tiempo la muerte para dejar su huella, evitemos intuirla, al menos por un rato. Que nuestros días sean algo más que deseo o una pobre fachada de sueños. Observemos en dónde crecen las nuevas raíces. Penetremos el alma de la tierra y respiremos con ella,  la embriaguez de vivir naciendo. Logremos, al despertar, que en nuestro menú aparezca, la respuesta a esta pregunta:

Regreso

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¿Podemos dejar día  a día, que la alegría nos envuelva? ¿Evitar este andar de engaño, el hombre desangrando su realidad sin anticipar esa dulce sensación de permitir que crezca sobre sus hombros un bello par de alas doradas? Observar el cielo, palpitar el vuelo y recorrer cada nube hasta reconocerla. Sería una forma de regreso, algo así como permitirnos vivir ese milagro que alguna vez creímos muerto.

Ya está

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Dejo las sombras a la deriva, que la noche no venga a fastidiarme. Escondo algunos "te quiero" escritos de incógnito y le digo a mi boca que tus besos no figuran en el último censo. Quizás así, al no saber dónde están, se diga que  ya está, que es tiempo de buscar otros besos, esos valientes, los que andan con su certificado de domicilio en el bolsillo.

Daniel Barenboim: un argentino que propone a la música como puente de Paz.

La música, lenguaje universal, no hay quién pueda ponerlo en duda. Menos si hablamos de este increíble   director de Orquesta,  la  Orquesta West-Eastern Divan, fundada en 1999 por él y el intelectual Edward Said para reunir jóvenes israelíes y palestinos en un ejemplo de concordia intercultural. La música como instrumento de Paz, dicen que la música calma a las fieras, nunca mejor dicho a estas fieras que no entienden que el odio engendra más odio, estalla la violencia, desencuentro que no parece que pueda mediar la razón entre dos pueblos hermanos. ¿Hasta cuándo dejarán que los intereses de países poderosos primen sobre las vidas humanas?  ¿De qué forma podemos evitar que se continúe priorizando a la estupidez humana, a la necedad y la impunidad de los que realmente pudiendo dar fin a este conflicto, no levantan un dedo para ello? Quizás, si nos uniéramos más, si como Barenboim sembráramos nuestra semilla de amor antes que crezca la del odio y la destrucción de los hoy niños y