Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como Andrea

Mundo sin rasgos

Imagen
Salió tan rápido que no se percató que le ardían los ojos, creyó que era el humo de la fogata anterior. A los seis años escuchó por primera vez la palabra "miopía", desde ese instante aprendió que la realidad puede ser vista de muchas maneras. Cuando cambió sus "culos de botellas" por lentes de contacto, sus compañeros dejaron de llamarla “Casimira”, transformando la burla dura en admiración sincera. La mirada de ella los dejaba sin habla, desabasteciéndolos de todo intento de olvido. En realidad, no era la mirada sola, sino el juego de ésta con su sonrisa, la ronda de luceros que acompañaban el sensual dibujo de sus labios. La irritación persiste y decide quitárselas. No es una decisión cualquiera porque está lejos de su casa, perderse es la posibilidad más cercana, ella no puede leer el nombre de las calles, ni las discrepancias entre las mismas y las veredas. La certeza deja paso a los manotazos intentando hurgar el aire que indica la distancia entre ella y los d

La quema de recuerdos.

Imagen
En el límite exacto donde termina el llanto y empieza la nostalgia, descubre que está cansada de ser la de siempre. De que lo no dicho se acumule en el altillo del después y amenace con caérsele encima en cualquier momento. Está harta de su recuerdo, de que la vigile desde esa vieja fotografía, como si aún se creyese con derecho a inspeccionarla… Ver alguna carta o los carteles ingenuos con los que intentaba sorprenderla de vez en vez, son un motivo para que sus lamentos sin vadazos intenten encharcar su presente. Decide dejar de atizar a la soledad, por ello enciende una fogata con todos los “no” crujientes, con su enajenación, el catálogo de los fragmentos de su amor y sus “te kiero” tendidos en el alambrado de la duda. Avivan la hoguera una brújula señalando la tristeza recorrida estos últimos años, las pesadillas cotidianas al intentar nadar allí donde el río ya estaba seco y las anteojeras que le impedían ver el sinsentido de sus esfuerzos. Como sucede en algunos infiernos, compru

Faro de ausencias.

Imagen
Él vive en un agujero negro, al fondo del mismo. Sin saber cómo, le llega el eco de una voz serena. El recuerdo clava dardos de urgencia en su cuerpo tatuado por las sombras. Sabe que ella lo llama, cor re a su encuentro pero tanto tiempo de rodillas lo hace tropezar con su propio miedo… Allí, al final del agujero se asoma ella, mirándolo desde el siempre, escuchando sus silencios, reflejando su belleza. Ambos se presienten, pero es tan difícil no perderse en ese agujero negro… Ella hace de su sonrisa de luna, un faro, para que él no se pierda en cuevas de las que cuelgan mil dudas. Tarda en descubrir que su amor ya no titila como antes. Colapsa una estrella en la zona de los imposibles...

El lugar de las alas rotas.

Imagen
Mujer. Mujer y basta… La que no siempre puede explicar lo que le sucede o reacciona como no debe. Se pregunta “¿estoy loca?”, pero no, no lo está. Por ahí de tanto amar a quien no debe, termine loca. De tanto dudar en el próximo minuto no aproveche este segundo. Mujer que ya no llora... Volcán y tregua. Amor y entrega El antes sobrepasando el ahora: “¿Estaré envejeciendo?”. Hoy busca la paz la que ayer fue guerrera. Hoy lo perdona todo, antes acumulaba venganzas. Quiere regresar al principio. Acurrucarse en el regazo de la inocencia y abandonar allí sus alas rotas…

Consejos para seducir...

Imagen
Hace tiempo que Andrea no ríe por dentro. Cada tanto, se atreve a soltar una carcajada pero es pura cáscara, es un esfuerzo que agiganta la distancia con la mujer que supo ser. Andrés ya no le parece divertido, aquello que antes le resultaba diferente, hoy la cansa… Hasta la coincidencia en los nombres ya no le significa nada, pretexto por el cual comenzaron a salir. Sus amigos y parientes critican las actitudes de Andrés, su grosería inagotable. Andrea, para justificarlo, afirma que esa forma de ser de él, la ayuda a desinhibirse. Las invitaciones siempre son para ella sola. Y duele… duele sentirse dividida. Algo la atrae de este hombre, algo que aún no sabe explicar. Como toda mujer que se precie, se propone cambiar la forma en cómo lo ven los demás… quizás si él fuera más dulce con ella, los otros lo tolerarían mejor. Quizás la del problema es ella, no sabe cómo seducirlo. Ahí toma fuerzas, presiente que es más fácil un cambio en ella que cambiarlo a Andrés… otro pretexto. Acumula l