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Mostrando entradas de mayo, 2014

Sexo, sexo y sexo

- En tiempo de crisis no se lee poesía, amiga. Hacé como yo, que le encontré la vuelta, escribí sobre el sexo, describí, hablá, nombrá. ¿Te acordás cuando vos me ayudabas para que termine el secundario? No sabía qué hacer con mi vida, tenía 24 años y me faltaba cuarto y quinto aún… y vos con tu paciencia infinita, hiciste lo imposible, parecía que estudiábamos a la par, nunca sentí que me enseñabas, me hacías creer que aprendíamos a la vez - - Eres muy inteligente, Leticia. Todo mérito fue tuyo. Mérito que se demuestra en tu nuevo libro. Tercera edición agotada -  Sobre la mesa de mi comedor está su libro, al cual he leído de un tirón -¿ Qué te pareció, Ali? - pregunta ansiosa, como si de mi opinión dependiese su futuro . - Que tienes razón, en épocas de crisis, se consume todo lo que tenga que ver con el sexo. Si alguien quisiera publicar un libro de poesía, de buena poesía, no sé si llegaría a vender alguno - - Pero… ¿Qué te pareció? - Insiste No quiero herirla, no puedo.

¿Qué tiene de distinto este día?

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Tu imagen

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Puedo intentar detener este día dejar que la noche jamás llegue que el invierno ahogue mi incendio pero no puedo evitar que tu imagen se levante entre todas, blanca y cercana trasparentándose al sentimiento pero presente  hasta en mis gestos.

Cuando escribimos lo oculto

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¿Debe tener sentido todo, todo,  lo que uno escribe? Al menos para uno.  Mejor sería, para todos.  Pero a veces escribimos lo oculto, lo que nosotros no sabemos que existe. Luego,  dejan de leernos, porque nos consideran oscuros. Quizás sea saludable para ellos. Quizás todos escriben pero nadie lee. Y todos escribimos pretendiendo que nos lean. Dejamos de hacerlo, por cansancio, por esperar al otro que nunca llega. Visitamos algunos blogs, dejamos una seña. No devuelven la visita. Se olvidan, esperan que los visitan. Y también dejan de escribir. Dejo la resignación a un lado.  Viene mi abuela, me sube a sus rodillas y me dice que escriba lo que ella jamás se animó a escribir, por no saber cómo, no tener palabras, faltarle letras. Eso que de generación en generación fuimos ocultando. Que escriba sin lágrimas, liberar lo oculto para que al fin se convierta en un pájaro dorado. Apenas fue un sueño, pero serena me tiendo en la hierba fresca y leo en las nubes, los sec

Deseos que no son caricias

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Deslizarme en vos sin que lo notes. Como gota de lluvia que no deja rastro. Vivir el abrirse de todas las flores  cada vez que me miras, sin mirarme.   Quedarme en vos. En tu risa y en tus manos, ellas que saben de vuelos. Dulcísimo tormento que rechazo, pero lo prefiero al extravío. Abandonarme en vos, aunque no lo sepas. Rozarte y que te vuelvas Pero no… Los deseos no pesan y aunque quiera, son deseos, jamás caricias.

Quizás

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Cuando la noche no sea ésta y tus pasos dejen de sonar en mis baldosas, pueda extenderme en la esperanza, caminar como lo hacía antes cuando me apoyaba en tu brazo desconociendo todos los inviernos.

Extraño Hedor

Hace mucho que el rumor comenzó a crecer.  Se decía que sufría de una enfermedad crónica.  La maquillaban de tal manera que nadie se percató de ello. Tapaban sus ojeras, cubrían su delgadez con ropas holgadas y pintaban sus mejillas con un rojo revolución que no le sentaba bien, no hay revolución que valga cuando a los revolucionarios se les paga para que lo sean.  Al parecer la causa de su mal fue un parásito, el cual  penetró a su cuerpo a través de la nariz para alojarse finalmente en el cerebro, desde donde llevó a cabo el daño irreparable   .  Al principio no tuvo síntomas. Pero este parásito se popularizó y fueron millones de parásitos. La fueron comiendo por dentro. Su sangre, sus entrañas, su huesos y luego, como furibundo ejército, atacaron todos juntos su corazón. Sus estudios jamás señalaron el mal, supieron trastocar los valores, mintieron salud cuando acumulaba enfermedad.   Quizás se hubiera podido llegar a tiempo y salvarla, si algún traidor se hubiera dado

Atardecer y palomas

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Caigo en la cuenta que los atardeceres  son mis aliados. Alimentan mi nostalgia y la desgastan. Último instante del día, calma sin nombre por ser un día cualquiera Pero que no vengan las palomas a cantar en el árbol más cercano, porque no puedo dejar de pensar en un cementario olvidado. Los atardeceres tienen lo bello y también lo triste. Será quizás que al atardecer llegué un día de septiembre y en un atardecer se fue mi padre y mi hermano. Cuando  recuerdo l os rostros queridos, los envuelvo con la luz del atardecer. Mis mejores paisajes están inmersos en él, incluso los gestos. A veces creo que el atardecer es como la lluvia, por eso me digo "heme aquí otra vez, sola, bajo el atardecer, como la lluvia, sé que terminará". Pero la tierra agradece su presencia y lo saluda con aroma de hierbas creciendo, menta doblegando las piedras, polluelos que buscan a sus madres para ser cobijados.  Pero el canto de las palomas hablan de ausencia, termina con la armonía o

Hombre solo

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Hay momentos, días, años que él no recuerda. No sabe dónde estuvo cuando su niño comenzó la escuela o la siesta se hizo una para romper con la rutina. Todo llena la nada. En retrospectiva, la vida suya es la nada.  Quiere volver a empezar pero ya es tarde. Sus hijos han crecido. Su esposa forma parte del grupo de los ex que acumula desde hace tiempo: Ex amigo, ex alegre, ex de ex...  Y no tiene quién le enseñe a coserse el ruedo de un pantalón nuevo. Algo se comió lo que él no se atrevió o no tuvo en cuenta de su vida. Se pregunta si tanto esfuerzo valió la pena. El recuerdo pinchándole sus horas le dice que no. Una mariposa visita su casa.  Ella le dice al oído “quizás” y por primera vez,  puede dormir en paz.

Todo puede ser según lo que quieras que sea

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Todo puede ser según lo que quieras que sea. El río,  agua corriendo sin que te importe adónde o hacer de ese correr,  tu  destino. El amor, una cuestión hormonal o lugar de búsqueda en el que se conjuga el todo. Las estrellas, algo lejano, que no miras, nunca las miras o noche vestida de lentejuelas haciéndole cosquillas. La poesía, algo inservible,  imposible y aburrida o el lugar secreto en el que cada cosa tiene sentido.

De mi tiempo

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Voy a quedar en silencio. Dejaré que el río busque mis pies. Abriré todas las puertas de mi casa. Abandonaré la valija de horas muertas y disfrutaré entre los dedos cada segundo escurriéndose entre ellos.

Contracorriente

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Sonría como compartiendo la alegría Sólo su sombra. Alguien le preguntó si estaba loca. Quizás, no se necesitaba mucho para serlo. Sonreía con las lágrimas en suspenso. Parecía mantenerse indiferente al tiempo. Pero ella era el tiempo. Dejaron de tenerla en cuenta. No le creían cuando hablaba de milagros. Los crédulos habían muerto. Un día abandonó el pueblo  para no regresar. Los pescadores aseguran que en noches de luna llena, pueden verla caminar sobre el agua, contracorriente, lúcida y sonriente.

La paz llegó sin avisar.

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Sin avisar, por el techo. Para que la guerra no fuese a despertar Soldados que no sabían el para qué de las armas, las tiraron en el acto Los árboles que habían escondido sus hojas, florecieron. El río, barro y  piedras, volvió a correr como si nunca hubiera dejado de hacerlo. La paz no sabe de fuego, no trae mandatos, la paz está o no. Se instala sin dudar. Hace despertar a los que estaban dormidos  Abre los libros, vuelan palabras, todas se enlazan, toma de las manos a los que aún no las han abierto y sale de los rincones algo que se creía muerto. Ella es quien trae la noticia, mira a cada guerrero a los ojos y les dice:  ¡Sonríe! Conmigo viene la Esperanza. 

Así te amo

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Preguntas cómo te amo No respondo. Es una respuesta imposible. ¿Has visto un pimpollo abriéndose con el rocío? ¿O la última luz del atardecer, sabiendo que es la última vez que la verás? ¿Sentiste el dolor de las estrellas cuando algunas de ella cae sin regreso? ¿ Perseguiste la fatiga de una mariposa y descubriste que eras su vuelo? ¿Giraste como giran los girasoles y al rato abrazaste a la vida? Así. Así,  te amo.  

Pobres caballitos

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No puedo dejar de temblar. Rabia e impotencia hay en mí. Lo había visto cargar más de lo que podía cargar. Broza, ladrillos, basura que algún vecino no sabía dónde tirar. Un joven insensible lo gobernaba. Le dije más de una vez que lo soltara en algún campo, que viese por un rato la libertad. Le conseguí de un verdulero aquello que le podía dar. Después me enteré que el joven se lo llevaba pero nunca lo compartió con él. Parecía reconocerme, o quizás a mí se me ocurría. Siempre que lo encontraba, me miraba.  Hablé con el dueño primero, luego me enteré que no lo era, era peón de otro peón.  Que hable con la  Municipalidad me dijeron. Así lo hice. Nadie respondió del otro lado. El contestador me decía que si conocía el interno marque, que de lo contrario espere y alguien me atendería. Nadie me atendió. Como nadie atendió al caballo. Quizás fue por casualidad, yo vi cuando cayó. El peón del peón lo castigaba para que se levantara. Intenté quitar el palo con el que le pegaba

Mujer Luna

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Se cubre de luna No hay mejor presencia Ni flor o perfume que pueda serlo El silencio sabe a tristeza quebrada, a dolor que no entra en el alma. Todos los colores en sus manos. Todos.  Ella misma es la luna. Mágica aparición que niega los tal vez. El hombre bebe su luz, teme ser rechazado al alba.