Cuando el silencio habla, su voz es más fuerte que la del viento. Llama a luchar. Defensor de las causas sabias, mira con recelo a los temerosos, no le gustan los dramas, su voz es única, no todos pueden escucharla, sólo los que acostumbran el alma. Los que viven para afuera no pueden lograrlo, es cosa de quedarse quietos hasta oírlo, algunos lo confundirán con delirio, huirán y se tornarán peregrinos, pero es mejor así, el silencio no tiene tiempo para los que le temen a las palabras, necesita de valientes. Él alimenta su vida con sueños que son extraños para todos, y se arroja por ellos a la hoguera o rescata y blande aquello que le confesó el presente como el único tesoro por el cual vale la pena arriesgar la vida, sabiendo que su camino tiene dos direcciones, o resplandecer en la gloria o llorar la incomprensión de los demás. Hablo del poeta ¿De quién más podría hablar?