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Mostrando entradas de octubre, 2013

Si piensas en mí

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Si piensas en mí, recorrerás una calle  llamada olvido, entre sus adoquines están mis palabras. Pero mira bien,  evita el descuido,  necesitas cautela para que se abran.  Si piensas en mí, descubrirás mi huella en tu almohada. Porque no me he ido, estoy a tu lado, tendida, cercana, tuya, desdoblada. Es a la que extraño. Contigo he quedado. Si piensas en mí, no te detengas, no reprimas tus pasos. Pensarme nada tiene que ver con lazos. Es liberarte de toda atadura. Es volar sin miedo a las alturas. Si piensas en mí, encontrarás nubes y cielo en donde pintarme. Borrarás aquellos detalles que quise callarme. Dibujarás a la luna entre insomnio y madrugada  y con tus propias manos, tallarás mi llegada. Si piensas en mí, me acostaré de lado hasta que te duermas. Te susurraré al oído, te hablaré de treguas. Me haré pequeñita, me abrazaré a tu sueño y naceremos los dos en un mundo sin dueños. Si piensas en mí... No temas, pensarme no

Azucenas alumbrando

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Me llega el encuentro               sin poder tocarte. Mirarme en tus ojos               sin tu reflejo. Nombrarte. Perecer al hacerlo. Tiendo mis manos, sábanas vacías. Mes de azucenas alumbrando mi pecho. Un mundo incierto y muchos puertos. Perfil de auroras estremecidas                                              ... en tu recuerdo.

De mi sobrino, Juan Rizzo y su "Gualicho de Papel" (y de mi orgullo de ser su tía)

Gualicho de Babel Hay quienes no pueden imaginar un mundo sin pájaros; hay quienes no pueden imaginar un mundo sin agua; en lo que a mí se refiere, soy incapaz de imaginar un mundo sin libros . (J.L. Borges) Es un poco bobo. Y bastante vulgar. Es supersticioso, anticuado, y quizás es todo un signo de nuestra derrota, de nuestra mala conciencia. Es casi pornográfico. También es lo más cercano que algunos nos sentimos al hogar. Es el inexplicable entusiasmo que nos asalta cuando vemos tantos libros juntos. Viernes. Apenas pasadas las cinco de la tarde. El cielo amenaza pero el calor se mantiene. Ahí están. Las mismas carpas en cuyo interior se despliegan a veces las delicias culinarias de diversas colectividades. Las mismas carpas en las que, en ciertas fechas, se puede adquirir toda una gama de pintorescas artesanías de garantizada inutilidad. Esta vez se juzgó imprescindible asignarle a cada una su correspondiente número romano y bautizarlas con nombres de autores argentinos

Octubre

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Octubre habla del rocío deshaciéndose al sol y de un mar que no conozco pero visita mis sueños cada noche. Las horas persisten en su manta azul, traman con firmeza los segundos, no quieren que las sombras puedan destejerla. Como el desamor, puede destejerlo todo, hasta aquello que alguna vez creí verdad. Es mejor así, puedo regresar una y otra vez viendo mañanas como si fuesen las primeras, sin presentir el final, aunque de mis ojos alguna lágrima intenta liberarse, pero no comprendo su razón de ser. Así ha de ser el olvido...

Me llamaste Alma

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Me llamaste Alma. Y no sabía que tu vida dependía de mí. Al irme,  quedó tu cuerpo vacío. Desamparo naciendo de mi olvido. Hojas que eligen no nacer en tu desierto. Debí llevarme, buscar otra estación. Mi alma necesita del canturrear del agua y de un cielo inmenso en donde amanecer. De quedarme en ti, habría perecido. Sería demorarme en lo imposible. Yo no te preguntas desde qué cerro verás mi regreso. Me he convertido en leyenda, en neblina que no te deja ver los días y luces  susurrando un presente. Cada tanto, recuerdas a una tal Alma. Aunque no sabes si es la lluvia que anda inventando o tu memoria que divaga en otras playas. Te quedas en el ayer, lo prefieres.  Es más fácil someterse  a la historia ya dada.