Carta para Juan
Ha pasado mucho tiempo desde que nos olvidábamos de todo, pies acompañando la danza del Uruguay, creyendo que el mundo se salvaría con los que, como nosotros, intuíamos la redención del mismo. Palabras que hacían la plancha sobre los camalotes , se ondulaban cuando discutíamos sobre música o el arte en general. Eras mucho más joven que yo, pero tenías más seguridad en tus afirmaciones. Decías que el arte no salvaría nada, sí la ciencia. Apenas trece años, Juan , y yo callaba ante tu seguridad. Quizás tenías razón, la ciencia explique algún día este embrollo llamado mundo. Yo estudiando el profesorado, vos con las zozobras del secundario, tía y sobrino, pero la edad no importaba.. Quien nos escuchara, pensaría que sólo hablábamos de tonterías. En ese entonces tan serias, hoy quizás nada más que ideas. Ambos temíamos hundir los pies y descubrir que en el fondo no había arena. El barro nos hubiera decepcionado con su contacto. De esas charlas junto al río, creo que salió tu