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Mostrando entradas de marzo, 2014

Una especie de rezo

Cuando era niña hablaba en un idioma  íntimo, se parecía a un rezo, algo no aprendido, sólo nacía y me sentía parte de la naturaleza. No la pensaba como algo fuera de mí. Era yo misma, las flores, los pájaros, hasta las arañas que nunca me gustaron. Y conversaba con ellos y ellas, sé que puede resultar extraño, pero en ese tiempo me parecía algo común, algo que todos vivían. Ahora sé que no lo era. El  paso del tiempo me lo demostró. Esa manera particular de ser feliz,  el no pedir nada, porque lo tenía todo. En esa época no sabía de los errores, no sabía de ofensas ni del perdón. No quería que cambiase nada. Sentía que nadie podía hacerme daño. Creo que era esa edad en la que esa vocesita interior aún no se hacía presente, por eso lo exteriorizaba todo, por eso la culpa o el temor a ofender a otros no estaba, de allí que me sentía libre, con esa fantástica sensación de hacer realidad cuanto sueño se me cruzara por delante. Lo que me quedó de aquella época creo que es la espera

Con el viento

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Descubrí que el viento cambiaba su rumbo y decidí dejarme llevar por él. Todo cambió. El arroyo se convirtió en río, los ocres mutaron en dorados y las manchas de tristeza, en paisajes secándose al sol. Parecía que la vida me sorprendía al suceder  pero era yo quien la sorprendía Viviendo.

Alegría

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No podemos perder este día.   O dejar que ellas pasen desapercibidas La niña y la abuela De gorro la más grande (jamás anciana) Risa abierta Sofía, muñecos en mano. Juegos de luz dispersando a las sombras. Migas a los gorriones, saltitos breves. Son la Alegría:                          La abuela, la niña y los gorriones.

Domingo

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Domingo. 8.30 de la mañana. Golpes en mi puerta. No me levanto. Vuelven a golpear más fuerte, insisten. Me digo que puede ser alguien que necesita una mano, alguien que no  puede esperar. Abro la puerta y una mujer de pollera larga me dice “Buen día, ¿sabía usted que se avecina el fin del mundo?”, le respondo “El fin del mundo comienza cuando me despiertas a las 8.30 un domingo, deja de pregonar la destrucción del mundo, deja de molestar las horas venideras, hoy perdiste un pedacito de terreno allá en el cielo al destruir mi sueño” Cierro la puerta en silencio. Estoy harta del temor engendrado por otros, sectas con sus teorías de la destrucción, el hombre  y el mundo, el final y la vida. Por suerte, mientras nacen generaciones temiendo al temor, nacen otras que sueñan un mundo nuevo, esos que se detienen ante un gorrión o una mariposa en pleno vuelo. Se los descubre enseguida, así como se descubre a los otros  por su caminar lento, revistas en sus brazos y vestidos largos y o

21 de marzo: ¡Feliz vida, POESÍA!

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La poesía es el reflejo de los instantes, de todos ellos. Refugio en el que nos creemos más locos que los otros, pero a la vez, más ciertos. Digo “POESÍA” y mil pájaros contienen mi temblor entre sus alas. Todos somos luz, túnel, árbol, rosas, besos, agua, rezo, sueños, trigo, vida, memoria, esperanza y miedos. Piel que ríe con los planetas, dedos que señalan el destino de las letras, vuelos que desnudan la esfinge de aquello que aún no se ha nombrado.  Decir poesía es decir "no te vayas", "¡descúbreme!", rompamos la rutina, no cansemos los días. Tengo tantos versos aún para darte, tantos como veces podrás mirarme mientras me dejes libre. Nada es tan verdadero como cuando hablo de la poesía, porque al hacerlo, también te nombro. Nombro a todos.  Debo abrir mis manos para alcanzar tanta verdad. Es un buscar  sabiendo que jamás encontraremos lo que realmente buscamos, es como desear contener al mar en un pequeño cántaro. Decir poesía es alertar a las

Posibilidad de olvido

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La posibilidad de olvido no está en tu vida. Sería como despojarte de lo único bueno que anhelaste un día. Prolongarías el susurro hasta la nada. No estaría la respuesta esperando en la otra orilla. Manotazos sin motivos darías, buscando desdoblar tu sombra de mi sombra. Si olvidaras un día, no podrías explicarte la razón de tu vida sin la mía.

Día de miércoles

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Y no es un eufemismo,  porque es miércoles y salgo vestida de verano, deseando encontrar soles por todos lados. No están. Rostros que parecen precipitar inviernos y una ciudad que habla sola. Parece una gran calesita abandonada. Pero si acerco mi oído a ella sé que aún desea seguir girando, aunque el dueño quiera venderla, como han vendido los ríos, el sur, el norte, mi litoral y parte del oeste. Le digo a las caballitos de madera, que lo de ellos no es tan grave, con un  poco de pintura quedarán como nuevos, que me esperen, que ya vuelvo, con niños de la mano, para que me crean. Sé que de allí no se moverán, el dueño  y la dueña de todos los pequeños  dueños, andan de juerga. Día de miércoles,   la esperanza, en estos días, es lo  único que nos salva, los que nos convence que si miramos bien todo seguirá como siempre. Y si insistimos, mejor que siempre. Que aunque estamos a mitad de semana, me parece que es sábado. Miro a una anciana, me devuelve la mirada, reconozco que

No hay lugar para las sombras entre el río y tus besos

Un segundo perdiéndose en una flor,   tu recuerdo perfumando sus pétalos. El río se cubre de espejos.  Las palabras son la espuma y tus besos el puerto. Quizás sea el agua la que borre mis versos,  pero entre las piedras quedará el fuego. Canta el río su canción de entrega, nuestros cuerpos no aceptan la ausencia.  Nos miramos en el reflejo y nos sentimos perfectos Como perfecto es el amanecer, el deseo y la danza de los nenúfares entre tu pelo.  No hay lugar para las sombras entre el río y tus besos.

¿Ama de casa? o ¿Alma de casa?

De existir una escuela de Amas de casa, seguramente yo me habría llevado casi todas las materias a marzo, traería de años anteriores Planchado, Barrido y Limpieza. Quizás habría aprobado con notas satisfactorias Planeamiento del menú, Economía Doméstica y  Cocina (pero para ciegos, porque la unidad presentación culinaria ,  tendría un cero). Quienes me conocen, no me exigen, como los padres cuyo hijo jamás les trajo una buena nota, al final por cansancio dejan que haga lo que pueda, "mientras no repita el año..."   Cada tanto escucho en tono de sorpresa un:  "¡pero está bien limpio!", "ohh , le salió exquisito”.  Mi problema es que me distraigo, con las plantas, los pájaros, los versos, la lluvia o los mil intentos por mejorar los instantes. Por eso me disculpan, porque saben que “soy así”. Yo no quiero que  gastes tu dinero invitándome a salir, o en joyas o ropas caras, sólo te pido que me ayudes a ordenar el ropero.  Dirás “no es mucho lo que pi

Hoy es el día de...

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Amaneció puro cielo, sin mezclas de grises, como si el azul fuera al único que atienden allá arriba.  Cuando las nubes faltan, me falta papel y  lápiz para imaginar lo que quiero. No se puede ser poeta sin movimiento.  Quizás los ángeles dejaron por un rato de escribir sus mensajes, se cansaron de luchar con el viento o con el agua que descuida sus plumas. E starán de paro, no es raro que en este país, hasta los ángeles decidan quedarse de brazos cruzados. Se habrán contagiado. Suerte que aparecen mariposas habitando la altura.  Traen globos, guirnaldas y papelitos de colores. Y yo que me quejaba de este día sin movimiento... No sabía que hoy se celebraba  el día de los besos mariposa.  Ellas vienen hasta la tierra a enseñarnos que ningún beso es igual  a otro. El beso mariposa es el que nos permite descifrar la ternura de un golpe. Como suave es su beso, suave también es la caricia que se nos multiplica por dentro. Cuando recibimos un beso mariposa, sentimos que lo

Cipreses y nido

Dicen los cipreses que el silencio de la noche es menos silencio, y  que si me abrazo a ellos escucharé latir el corazón de los pájaros. Ese latir dejará en mi tristeza  una canción de cuna ,  se ovillará en forma de nido y  me hará dormir como cuando mi abuela m e acariciaba el pelo y  reunía las estrellas en el cielo para que yo las contara hasta donde sepa: "Una, dos... cien ¿te dormiste abu?".  Me dormía al saberla dormida.  Descubro que su ternura es ese nido del que hablan los cipreses, ovillándose  en mi alma, liberador de toda tristeza.            Nido al que regreso cada vez que mi corazón quiere darse por vencido:

Viento

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El viento es la causa de todo. Cuando estoy por tomar una decisión importante, debo cerrar mis ojos porque sopla tan fuerte que temo la aparición de algo que aún no sé bien lo que es. No hablo de lo que no tiene fin, ni de la posibilidad de la redención. Hablo de algo que  aparece con el viento, como si de pronto creyese en lo que nunca creí, como por ejemplo los Reyes Magos o el ángel guardián. Cierro los ojos, temo que me desnude por dentro, mi historia, mi tiempo.  Quisiera comprender lo que no comprendo, esos deseos de irme sin tener que mirar atrás, sin tener  que llevar la búsqueda de milagros como motivo para incentivar los pasos. Y si alguien se marcha, recibo su partida siempre con el viento, antes que la  palabra.  Cinemagraph Sí, es el viento el que me dice justo  lo que necesito oír

¿Imprescindibilidad?

Es bueno sentir bronca,  miedo o impotencia. Es la manera que tenemos de iluminar lo que vendrá. Lo difícil es quedarnos paralizados, sin reacción, sin ganas de nada, algo parecido al deseo de no despertar. A veces,  cuesta darnos cuenta. Es tanto nuestro dolor que nos alejamos del otro, el que nos quiere tomar entre sus brazos para consolarnos, y lo herimos para que se vaya, porque  sabemos hacerlo, porque estamos tan convencidos que a nosotros nada nos derribará, tememos que al  reconocer nuestra necesidad de lágrimas pueda llevarnos a reconocer la integridad de ese dolor.   Herimos al otro pero sólo desviamos la daga, el enemigo en ese instante no es el otro, somos nosotros pero no podemos descubrirlo,  la verdad está dañada por la convicción de la imprescindibilidad.

Venganza verde

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Vivo en un barrio seguro, creo que esta seguridad es por dos motivos: La primera, mi casa está a metros del cementerio más grande de Córdoba (nada hay tan seguro como la muerte) y la segunda, los amigos de lo ajeno al comprobar que ya no hay nada más por robar aquí, decidieron cambiarse de barrio,  se fueron a probar mejor suerte. Los vecinos de mi barrio son gente tranquila, amables, de esos que saludan siempre y preguntan con interés cómo nos va. Quizás sea porque a mí jamás me interesó el chisme, pero en eso, este barrio no se parece a los demás,  vivimos sin molestar al otro y si alguno necesita algo, allí estamos… o así estábamos. Hace unos días todo ha cambiado, la vecina de enfrente ya no me pregunta si irá a llover o si sé algo de un amigo en común, parece no verme, si me acerco, se aleja. Cuando voy  entrando a casa, el vecino de al lado grita “¡perra desgraciada!”, simulando estar enojado con su caniche que le rompe las plantas. El pastor, quien edificó para arriba, quizás

Pandorgas

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Todo el cielo cubierto de ellas, La nuestra mostraba al Principito, invencible allá muy lejos Despertaban a las nubes en primavera. Mañanas  breves. Paraíso cubierto de risas y un molino que guiaba al viento Nosotros, zambulléndonos en sueños.   

Distinta pero igual

Crees que todo es igual. Hay una aparente calma . Duermes convencida en que mañana despertaras exactamente como hoy. Pero hoy,  correr como antes te cansa el doble. Y prefieres andar descalza a los zapatos de tacón. Pasaste de ser la más divertida a esa pobre tipa que mira seria desde la ventanilla de un colectivo y no hay sonrisa que venza ese rictus de piedra. Crees ser la misma, pero no, los otros te   hacen saber que no es así. Quizás eres una cáscara que camina por hábito, porque es lo único que no has perdido Y está el wasap y  crees  que además de todo lo que dicen que cambiaste, también eres guasa o algo por el estilo. Y para que rompa el silencio, te piden que envíes eseemeeses cada tanto, pero no  es lo tuyo, lo del ese del que hablan.  Nunca te  gustaron los telegramas o enviar postales, porque sentías que limitaban lo que deseabas expresarle al otro; 160 caracteres limitan más tu sentir, tal parece que está de moda  abreviar...     Distinta pero  te miras al es

Membretes

Intentamos darle un nombre, el que sea, para explicarnos ese instante que sucede entre dos relámpagos,   el que buscamos cuando nos hieren de muerte y la aceptación de estar obligados a no darnos por vencidos. Llamar de alguna manera al lugar que alguna vez ocupara alguien que deseamos olvidar, pero no se olvida, vacío que no se puede volver a cargar, cartucho de lapicera que quisiéramos tirar, pero no lo hacemos porque es con el que escribimos lo más importante que hemos escrito. ¿Cómo se le dice al que pudiendo, no quiso, y a quien quiso no pudo? ¿Y a esa carta que sigue ahí, sin ser liberada? Tiempos de comunicación veloz y de carteros mudos. ¿Qué nombre tendrá un amor que no existe pero creemos que sí?    ¿Cuál es el nombre de la ausencia sin ausencia, ese sentirnos incompletos sin necesitar nada? Algo nos estremece, algo que muchos morimos sin saber qué es. Quizás por no poder nombrarlo, seguimos buscándolo. Aunque nos sabemos incapaces de hallar la causa de nuestra mar

Garza

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¿ Qué tengo de parecido con esta garza que se mira en el agua como buscándose?  La búsqueda ¿Puedo anhelar un cielo distinto al suyo, un vuelo más alto que el de ella?                                 Tal vez, cuando sanen mis alas.