En el país de Alicia Abatilli

¿Qué hubiera sido de nosotros  si jamás nos hubiéramos cruzado? Pobreza de vida, sentirnos jamás amados. O quizás paz infinita,  sin la ausencia de nuestro lado.   Pero nacimos, según dicen, para encontrarnos y  florecer un amor de otro tiempo, tan profundo y eterno como este dolor. Todo un destino de no olvido  porque mi tren jamás llegó. Y esa lluvia que mojaba las ilusiones de viajar y  vos, hermoso, festivo, acercándote. Lluvia que fue bendición,  tren que hizo bien en no llegar, urgencia que dejó de ser entre tus manos. Desde ese día, nuestro único motivo fue buscarnos, aunque el adiós no escuchó razones a este querer…

¿De qué manera puedo decirte lo que ha nadie he dicho y me entiendas? Deberías leerme lentamente, desvelar cada rincón de mi alma. ¿Cómo decirte que lloro por aquello, que los demás abandonan indiferentes? Imagen de internet Quizás si al dormirme me escucharas, sabrías leer mis sueños en mi frente, dejaría de resistirme  a  tu pregunta y volvería a lucir estrellas  al mirarte. Ten fe. Crecerá la paz entre las sombras y te enviaré luciérnagas mensajeras, ellas sabrán dónde encontrarme...

Entre las cosas dejadas en el olvido, una brilla, fresca y milagrosamente nueva, como si lo demás no existiese. En su perfecta inmunidad al tiempo, huele a lluvia de verano sobre la tierra hambrienta y siembra en mi pecho cuatro letras que al juntarse entre la multitud de otras letras, se distingue claramente la palabra AMOR.

Búscame sin que lo sepa, amor huidizo. Tengo la piel húmeda de espera  y una mordaza que olvidó ser atada. Mi deseo perdió el hábito de asirse a  las sombras que  lo  ocultaba en el olvido Dejo de mostrarme impenetrable. Incendia en mí esta sed de vuelo. La mirada girando en el encuentro y  el aliento acechando lo nuevo. Hay un ángel derrocando mis demonios, i naugurando el amparo de la belleza. No pedí tanto, pero feliz, lo acepto…

Son días que dejan una estela de eneros sumergidos en otro mar Alguien que no olvida me pide que regrese pero algo me detiene. Creo que es un "nosotros" que se clava en la esperanza y no me deja partir. Todo es espiga en este 2013, momentos que improvisa el verano. Brota la savia sobre la sed de la tierra y  yo soy como  una semilla que espera tu señal para no morir sin llegar a ser fruto jamás.

 Ahora el día es tal cual lo pintan los diarios y el mar es una gran  extensión de agua salada . La luna es un satélite que ronda la tierra y los nenúfares sólo florecen en viveros. Ha muerto un poeta, se quiebra el cielo. Pero a nadie le importa, excepto a los que como nosotros, andamos desnudos sin sus versos.

Tengo las manos en las que nada se puede leer. Adivino, tú que puedes, escruta mis huellas, quizás en ellas aún está ese olvido que no llega. Dime si podré ser otra, la de hace tiempo,  la del corazón sin noches. Amante de la quietud y de las palabras dichas al oído. Esa soñadora indómita que despertaba  y sabía que la habían querido hasta desgarrarse en vértigo.

Danzo  y mi piel es de sol que se viste de viento La noche se extiende y es una mancha blanca,  como lo es la luna que tiembla al verme.  El campo me abraza y se mece con mi danza,  trigal melodioso se  abre a mis pies. Las estrellas dicen que deben marchar. Q ue no se vayan, el alba puede esperar. Hay tanta sombra en el universo… Quiero que se alargue la noche y mi danza. El cielo es de azúcar y se incendia a mi paso. Hasta las ranas cesan su croar,  prefieren este polvo de estrellas que derramo,   les gusta verme cubierta de luces. Ilusión que quiebra la mano cerrada del que jamás entrega.  Todos ven  acercarse en mi danza,  al insomne futuro cargando algo de alegría,  mientras, por el túnel que dejo a mis espaldas, huye el dolor que los ha carcomido por siglos.   

Será despegar de la multitud, entre todas las voces,  la tuya. Breve viento que nos acerca, los dos naciendo en el otro,  contingentes pero eternos al unirnos.  Será caminar el mundo en dos pasos, dejar de lado todo lo recorrido sin destino,  ese andar sin metas de un corazón sellado. Hasta las sombras se quedarán sin aliento cuando al fin te diga “bienvenido”…