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Mostrando entradas de diciembre, 2013

No me arrepiento de nada y si tuviese que hacerlo, olvido.

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No me arrepiento de nada y si tuviese que hacerlo, olvido. Para no perderme de lo nuevo, de instantes musicales llenando el alba. De las formas visitando a las nubes, de las nubes fingiendo ser estrellas. Menta fresca, aroma del verano. Hormigas escarbando un árbol y yo ahí, para impedirlo. Partes de un todo que siempre puede ser más. Pájaros que hablan con el aire, alas prestadas inventando un cielo que quizás jamás verán. Pan recién horneado, tus manos generosas acariciando mi tristeza, corazón silencioso que  se enlazaba a mi inocencia para jugar. Nadie escucha a las flores hamacándose con el viento. Nadie sabe de colibríes visitándonos a las dos. Sueños ofreciendo comienzos, abrazos que no mueren en promesas. Heridas que cerraban con tu presencia. No, no me arrepiento de nada, si tuviese que hacerlo, olvido. Pero con vos no lo hago, soy gratitud desgajándose en lágrimas, deseos de gritar pero sin poder hacerlo. Creer que hice todo lo que pude pero sentir que pude hace

De nuestro nacer y la Navidad

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Pudimos ser un sueño Un pensamiento sin despertar. Una sombra en la pared o un segundo de un suspiro.  Ser apenas algo que pudo ser y no fue. Un algo por hacer. Un día que murió, signo de la negación.  Nacimos y nuestras manos descubrieron mundos.  Llovió sobre nuestras vidas un sembradío de abrazos y nos unimos a una quimera, algo que se llama esperanza.  Quizás nunca nos visitaron los Reyes Magos, ni una estrella floreció sobre nuestros lechos. Fuimos mendigos, nada, caricaturas de algo. Negamos al paraíso, nos llamaron locos.  Nos asustamos de lo  mismo y renegamos de las flores por temor a enceguecernos   Pero tarde o temprano algo o alguien nos recuerda, que detrás de alguna puerta se esconde algún milagro, si la abrimos, dejaremos de aplastarlo. Un instante y vemos que la paz vale más que el oro, como vale el recuerdo del río cuando cruzamos un desierto o nuestros viejos amores cuando ya no los tenemos.  Hablan de la Navidad, y no dejo de asociarlo a la v

Afirmación

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Sed y ser

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Cuando decida irme, será por mi decisión y no un simple irse. Nadie se entristezca por ello. Será porque lo busqué, fue mi gusto.  Me iré a encontrar la hermosura de otra tierra. Una cubierta de versos, de raíces escondidas, pero que miran al sol, simples, libres, vivos. Entre canteros de poesías jugaré como antes. Sin necesitar nada. Como antes: árbol, río y sol. Las preguntas se completaran con sus respuestas y la lluvia perfumará mis sueños.  Sin desear nada, sin que me atropelle un nombre. Todo tuvo que ser como fue o es. Volveré al campo,  me subiré al molino y desde allí, descubriré lo que nunca debí dejar. Permitiré que el viento me cuente de la sed de la tierra. Buscaré la forma y me vestiré de agua, seremos una al fin, la tierra y yo, su sed y mi ser.

Estoy aquí

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Estoy aquí Sin que me busques. Despeinada por este viento de lluvias nuevas. Hamacándome en ese beso que aún recuerdas Intentando ocupar la ausencia con palabras. Resbala  por mis sienes este olor a tierra. Voy desde la fealdad a la belleza extrema.  Abro mi corazón y bajan los pájaros a anidar en él. No, no son lágrimas, son sus cantos, no te entristezcas. ¿No ves las gotas jugar con el limonero en flor? ¿Y ese gorrión volando por mi cabeza? Todo mi cuerpo te recuerda, amor, todo,  hasta este presagio que canta tu nombre y se dobla como el junco frente al agua, cuando me llamas en el eco que hace la naturaleza al chasquear su lengua en el latido de mi alma. 

Voy a pensarte

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Córdoba saqueada: De la naturaleza del hombre

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Si la naturaleza del hombre es ser bueno o malo es algo por lo cual se ha discutido mucho,  como por ejemplo Freud o Fromm, cada uno en veredas opuestas han discernido acerca de ello. Anoche, si bien preferiría estar en la vereda de  E. Fromm , debo elegir la de Sigmund  y comenzar a darle un poco la razón, lo que vivimos en Córdoba es muestra de ello. ¿Es la naturaleza del hombre ser malo?, pues no lo sé, pero los actos parecerían demostrarlo. Es como si en la superficie, obligada o culturalmente hay cierta noción de bondad o respeto por el otro, pero una vez que se destapa la maldad, no hay como pararla.  Explota y no hay contención social posible que la retenga. Vi señoras del barrio saquear negocios con sus hijos pequeños . Una anciana con un televisor en sus brazos fue entrevistada por un periodista quien le preguntaba la razón de estar robando… “yo no robo, hijo”, mujeres de mi edad con botellas de sidras en sus brazos, otros robando motocicletas, rompiendo cristales,

La Patria (Julio Cortázar)

Esta tierra sobre los ojos, este paño pegajoso negro de estrellas impasibles, esta noche continua, esta distancia. Te quiero, país tirado más abajo del mar, pez panza arriba, pobre sombra  de país, lleno de vientos, de monumentos y espamentos, de orgullo sin objeto, sujeto para asaltos, escupido curdela. inofensivo puteando y sacudiendo banderitas, repartiendo escarapelas en la lluvia, salpicando de babas y estupor canchas de fútbol y ringsides. Pobres negros. Te estás quemando a fuego lento, y dónde el fuego, dónde el que come los asados y te tira los huesos. Malandras, cajetillas, señores y cafishos, diputados, tilingas de apellido compuesto, gordas tejiendo en los zaguanes, maestras normales, curas, escribanos, centrofordwards, livianos, Fangio solo, tenientes  primeros, coroneles, generales, marinos, sanidad, carnavales, obispos bagualas, chamamés, malambos, mambos, tangos, secretarías, subsecretarías, jefes, contrajefes, truco, contraflor a