Dormía mi amor

 Dormía mi amor en el germen del olvido.
 Mi fibra de hembra, acorralada en el suspiro
de un  quizás o puede ser  desmotivado.
Mi cariño se instaló, como al descuido, 

en el oprobio de la súplica sin sentido.
Llegó octubre y con él tu anuncio

 ... que desde hoy eres noviembre.
Sé que duele esta incertidumbre.
Deja que el anhelo sea diciembre,
que demandarte se haga en mí costumbre,
que aprendas a intuirme en la penumbra

que me busques  y que al fin me nombres.

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