Allí te encuentro...

Candilejas titilantes de ternura, tus besos perdiéndose en aguas claras, tu entrega ignorando mi grito de marea alta.
Nada sabes de mí. Ni siquiera sospechas las puertas que he cruzado, los sueños que dejé correr, los lugares en los que me escondo, los agravios reales y de los otros. Tantos fantasmas silenciosos o despedidas innecesarias, hacen que hoy quiera perder este viaje.

No quiero herirte, amor, no quiero dejarte esperándome con tu cuerpo de adolescente en celo, con tu risa de amigo viejo.

No quiero descubrirte buscando el viento en las caracolas marinas, goteando veranos que hieren secretos.

Mientras tanto, tejo ensueños con las lágrimas que sobreviven al milagro de mis anhelos cargados de polen:
Regreso al destino de la piedra,

allí donde el mar te nombra,

donde la soledad se disfraza de espuma

y el agua desdibuja huidas.


Regreso donde cantaba tu voz,

allí donde abandoné mis deseos

inmersos en el musgo del olvido.

Justo allí donde me duele el recuerdo,
allí te encuentro...

Comentarios

ha dicho que…
Alicia... el amor, la ausencia, la soledad... ese ser grande con el alma de un niño, y el ser un niño grande...
me dejas amor en el pecho y belleza en el alma
mil besos
Anónimo ha dicho que…
Justo allí donde me duele el recuerdo, allí te encuentro", es soberbio!!!!
Felicitaciones.
G.
Anónimo ha dicho que…
Tu forma de sentir es más profunda que la de los demás, que el de la mayoría creo.Tal vez sea porque lo decís tan bien. No es fácil realizar ciertos viajes cuando quedamos en los lugares de siempre.
Gracias.
Cecy ha dicho que…
admiro de la maneras que describes, el amor, dolor, sueños, anhelos, ufff
me llena el aire tan profundo que leyendote casi no puedo respirar de la intencidad. fabuloso.

un abrazo
Martín ha dicho que…
El amor, el recuerdo, la nostalgia... Hay que animarce. El amor existe, y seguramente aun te espera...
Muy bello.
Caselo ha dicho que…
Hace mucho tiempo no presenciaba un dolor y una tristeza tan sublimes y hermosos. ¿Contrasentido? No Alicia, son tu corazón y tu alma los que hacen de la melancolía una ventanita a la esperanza. Un abrazo,

Carlos Eduardo

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