Voy a pintar la tristeza de blanco.

El viento tiene el arte de presentarse justo cuando menos lo necesito, no hablo de cualquier viento, sino de ese que zumba como un abejorro gigante, martillando las ventanas y aturdiendo mi aparente calma.
Hay muchas clases de viento. El que juega conmigo, el que no me deja escribir porque me inquieta las hojas de papel cuando quiero agregar alguna palabra, como si temiese que yo escriba aquello que no debe ser escrito, aquello que él sabe que yo sé, pero insiste en mantenerlo oculto.
Hay otro tipo de viento, el que acaricia y se anhela como la víspera de Reyes Magos.
El que responde a los ruegos de la tierra. Sedienta la boca de ésta en espera del dolor del cielo.
Pero el viento de hoy es el viento que trae furias, es el que hace morir a los crisantemos de mi jardín
¿Cómo luchar contra él? Es lo mismo que si intentara buscar la forma de vencer esta tristeza que llegó para quedarse, no como este viento que sé irá en cualquier momento.
¿Y si dejo en mi jardín a la tristeza? ¿Quizás la confunda con los crisantemos y la hiera de muerte?
Si así fuese, no me costaría esperarlo la próxima vez con un jardín infinito de crisantemos blancos.
Como la tristeza es gris, será fácil ocultarla debajo de ellos, o mejor aún, intentaré pintarla del mismo color. Me apresuraré porque es conocido el viento por zorro, cuando menos lo esperamos cambia y se va a soplar a otro jardín.
¡Shhhhh!¿Ya se habrá ido?. ¿Escuchó mis pensamientos?
No creo, en todo momento simulé no darme cuenta de él.
De todas formas, el nuevo proyecto me sacudió por dentro, como esas bolas de nieve que al agitarlas me dan tanta alegría, quizás sea porque nunca ví la nieve, el presentirla me renueva. Así me siento ahora, imaginando cómo hago para tomar desprevenida a mi tristeza y teñirla de blanco…
Lástima justo es invierno y no hay mucha luz.
De todas maneras, algo de sol siempre hay y la luna llena nunca falta cuando uno necesita una mano.
De no ser suficiente, le robaré la espuma al río o buscaré entre las nubes, la más blanca y la cazaré con mi atrapa-nubes que hice ayer.
Creo que alcanzará para pintar de blanco mi tristeza.
Aunque no estoy del todo segura… ¡Es tan inmensa! que no sé si bastará un cielo entero de nubes blancas para cambiarle el color a mi tristeza.
Mejor me apuro a dormir, mañana me levantaré antes que el sol, tengo tanto por hacer…

Comentarios

Nico Carletti ha dicho que…
Es imprevisible cuánto cielo necesitarás para pintar tu tristeza. Pero mejor es que empieces a pintar ya mismo sin medir el tiempo. Deja que el viento haga lo demás, que de todas formas no está en tus manos. Saludos.
Anónimo ha dicho que…
Te siento triste, mi amiga;
amarga veo tu alma;
espera y busca la calma
que la tormenta enemiga
de tus flores y tus plantas,
pasara; ya veras de madrugada
que debe salir el Sol
para alegrarte tu cara.

Tengo un nudo compañera
de los versos y palabras
en mi garganta que impide
que el aire riegue mi alma.
Animo, mi buena Alicia;
tu batalla esta ganada
pues solo mirando al cielo
haras que el aire cambiara.


Un beso de animo.
Emilio.

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