¿Por qué vivir en pequeño si podemos vivir a lo grande? La idea es crear nuestro propio camino, levantarnos cada mañana con alegría y vivir como queramos. Por eso escribo... Para dar cuenta de ello. Poesías mínimas, pero mías.
Hoy es una tarde fria y lluviosa de soledad, pero no de la que cruje, sino de la que se disfruta mientras se espera a que en la noche llegue la compañía de quien llama y despierta tus sentidos. Tarde a la que la musica que nos regalas aporta calma, las fotos las flores y las palabras la dulzura de la miel. Un beso
Amiga querida. Logras transmitir tanto en imágenes y palabras que las emociones se convierten también en colores. Te djo un fuerte abrazo mi amiga bella.
Alicia, siempre pensando en los que te acompañamos, cierto?, gracias por tan bella música, por las flores de tu blog. Por tus palabras, siempre puestas sobre las hojas deparramadas de volar a ras de mi puerta. Por estar ahí Alicia, dando abrazos, haciendo cálido el tomar asiento para ragalar algunas palabras que recibirán amigos de tan lejos. Tan cerca también, verdad? tan agradablemente al borde de una tecla, de una frase, de una sonrisa, de un recuerdo que se dibuja en la imaginación. Y en esta tarde, que te quiere entristecer, ese recuerdo que se te viene, te dé calma; y todas esas lluvias que te puedan atormentar, amainen otra vez sobre tu piel. Un abrazo querida Alicia, siempre desde miles de kilómetros que se convierten a ratos en milímetros.
"Soledad crujiente" como el pan de cada día, como la rosa al despertar por primera vez, palpable, real. Soledad que no duele sino que deleita y acompaña, eso es para mí la "soledad crujiente". Gracias por sus preguntas amigos míos. Les dejo un abrazo. Alicia
El rojo de la sangre y el verde de la esperanza, son los dos colores de Navidad, ya próxima un año más. La Navidad es eterna, y por ello siempre es la misma. El rojo, a veces, sobre todo cuando acude a las puestas de sol, puede ser un color que invita a la soledad, o propicia que ésta nos invada. Hoy mismo, 24 de Noviembre del año en curso, he podido saber que la soledad "cruje", aunque no sé si ayer Domingo también crujía. Sí sé, pese a ello, que he de olvidarme del "ayer". Y me olvido. Incluso, puedo y quiero olvidarme también del "mañana", al menos a corto plazo. Pero, en todo caso, crujiese o no ayer, cruja hoy o pueda crujir mañana, yo prefiero decir que la soledad "nihiliza", hace nada a las personas, e incluso, algo peor, "cosifica", las hace cosas. Sin embargo, puede resultar también muy esperanzador si ese rojo color deja en el ensangrentado horizonte del ocaso, cuando el sol se oculta, junto a un nombre -eso siempre es imprescindible- y una colmena, un hondo sentimiento que "inunda de calma, de flores y de miel". Entonces, asoma también la esperanza en ese mismo horizonte. Sin embargo, de un modo más lineal y directo, como ya he dicho, el color más propio de la esperanza es el verde. Y la Esperanza, es todo lo que podemos tener, además del dolor (porque, en este caso, es "lo último que se pierde") o de la dicha, que siempre, siempre, quiere alcanzar la cota máxima del amor. De toda clase de amor, entre los muchos amores humanamente posibles. Fundamentalmente del más puro de todos, que es el de tener permanentemente presente al otro cuando le asalta la soledad. Lo es porque, de este modo, ya no está solo, si siente y percibe la compañía de quien está lejos, pero al mismo tiempo tan cerca como lo están las gotas de rocio que se deslizan sobre los petalos de una rosa. Y por eso, hoy ha venido a mí -después de haber contemplado una bellísima puesta de sol- un breve poema de esperanza:
VERDE, VERDE... SÓLO VERDE
Verdes valles, verdes prados, huertos y olivares verdes... Verdes hojas, verdes tallos que, del ocre, nacen verdes... Verdes mañanas de Mayo, que al invierno reverdecen. Verde juventud lejana, que ha muchos años fue verde, tocada de azul y oro y... de rojo, pero verde. Verdes veredas de Octubre, entre zarzales aún verdes, cuando el sol de oro salpica en calma las blancas sienes. Verde esperanza perdida, verde esperanza que viene... Verde... como el Camposanto, que guardan cipreses verdes.
Pájaros, pájaros, pájaros golpean sus alas en tu recuerdo. Lo lavan, escurriendo olvidos. Las palabras, enojos y odio se marcharon hace tiempo. Al final he comprendido, que todo es cuestión de vuelos.
Manos que no cobijan golondrinas un suspiro humedeciendo olvidos y la nada escondida en un nunca. Hace tiempo que las mariposas insisten en jugar con tu sombra. Algo de este noviembre me habla de aventuras y de eternidad despertando con el alba.
Comentarios
Tarde a la que la musica que nos regalas aporta calma, las fotos las flores y las palabras la dulzura de la miel.
Un beso
Un beos
Como siempre, lo bordas, Alicia.
Un beso.
Carlos Eduardo
besos querida Ali
Y en esta tarde, que te quiere entristecer, ese recuerdo que se te viene, te dé calma; y todas esas lluvias que te puedan atormentar, amainen otra vez sobre tu piel. Un abrazo querida Alicia, siempre desde miles de kilómetros que se convierten a ratos en milímetros.
Saludos.
Gracias por sus preguntas amigos míos.
Les dejo un abrazo.
Alicia
VERDE, VERDE... SÓLO VERDE
Verdes valles, verdes prados,
huertos y olivares verdes...
Verdes hojas, verdes tallos
que, del ocre, nacen verdes...
Verdes mañanas de Mayo,
que al invierno reverdecen.
Verde juventud lejana,
que ha muchos años fue verde,
tocada de azul y oro y... de rojo, pero verde.
Verdes veredas de Octubre,
entre zarzales aún verdes,
cuando el sol de oro salpica
en calma las blancas sienes.
Verde esperanza perdida,
verde esperanza que viene...
Verde... como el Camposanto,
que guardan cipreses verdes.
Luis MADRIGAL
Pasar por tu voz siempre me sosiega el espíritu.