¿Por qué vivir en pequeño si podemos vivir a lo grande? La idea es crear nuestro propio camino, levantarnos cada mañana con alegría y vivir como queramos. Por eso escribo... Para dar cuenta de ello. Poesías mínimas, pero mías.
Esa fotografía tuya es para un mural, ampié la imagen, la casualidd del poema, uno de mis preferidos Cada vez que vea un jacarandá en flor, o la calle vestida de él no lo pisaré, recordaré que ahí está el amor, amiga mía. ¿Me podés decir cómo se hace para escribir y encima sacar esas fotos tan bien? Escríbime, no seas fiaca, Ali. Anahí
Esa fotografía tuya es para un mural, ampié la imagen, la casualidd del poema, uno de mis preferidos Cada vez que vea un jacarandá en flor, o la calle vestida de él no lo pisaré, recordaré que ahí está el amor, amiga mía. ¿Me podés decir cómo se hace para escribir y encima sacar esas fotos tan bien? Escríbime, no seas fiaca, Ali. Anahí
Anónimo ha dicho que…
Siempre he creido que las fotografías de las personas "congelan" el alma. No obstante ello, cuando las mismas enseñan a la naturaleza unidad al pensamiento se produce una simbiosis que flota en el aire y se disemina por el mundo de las ideas, dando forma a otras nuevas, llevando el caleidoscopio de la burbuja, uniendo sentimientos y sentires, abriendo el coco de las percepciones sutiles. Algunos denominan a esto "misticismo" pero en realidad es una entrega a la madre tierra de la que todos somos hijos, que nos hermana en la condición. Alcanza apenas con abrir el alma...
Querida Alicia, qué sería del amor si no tuviera fuerzas cuando parece que fallece, qué sería de él si no tuviera cobijo. El amor siempre se levanta, aunque engaritado se sienta, otra vez crece. Es nuestro afán revivirlo, nacerlo nuevamente. Mi abrazo juerte, ya sabes qué es 'juerte', verdad? pues, más fuerte que fuerte.
por suerte, entre esas arterias grises, los jacarandás nos recuerdan los colores de la vida...
un abrazo baci
Anónimo ha dicho que…
Hola Alicia, hermosa fotografía, no sabía que esas flores violetas se llaman jacarandás, cuando las vea te recordare siempre y a los amores que buscan refugiarse en la belleza de esta flor. Un abrazo Sol y Luna.
Seguro que el amor no está abandonado, solo se ha perdido y una vez haya recobrado las fuerzas, dirá adios a las penas y desde ese hermoso refugio, encontrará el camino por donde ha de volver.
Alicia: Me veo hoy especialmente reflejado en tus versos. Yo, tambien soy un abandonado del amor, que camina por las arterias grises- y oscuras- de una ciudad sólo inmensa en extensión superficial (Madrid) y que, en otro iempo fue la Capital de las Españas, entre las cuales se econtraba nuestra querida Argentina. Hoy, hace aquí un fío especialmente duro, seco, sin posible refugio... Por ello, espero que también me permitas a mí cobiarme bajo ese arbusto, o árbol, intertropical o subtropical, cuyas inflorescencias racimosas de ese color violáceo, tan español, hoy se ha "nacionalizado" en la Argentina. Por favor, déjame un pequeño lugar bajo alguna de tus jacarandás. Un beso
Anónimo ha dicho que…
El jacarandá es un árbol, o arbusto, de inflorescencias racimosas de color azul violáceo, aunque también pueden serlo rosado o blanco. Pero el más español de ellos, es el violáceo, por aquello de las dos funestas Repúblicas, y de la bandera tricolor, en la que uno de esos tres colores, además del rojo y del gualda, es el violeta. Por ello, en estos días en los que España sufre uno de los inviernos más crudos, y en particular, entre otros lugares, Madrid, donde las temperaturas bajan con frecuencia del cero, las heladas nocturnas son casi diarias y tanto los madrileños como quiénes no lo somos -pero estamos aquí, como las cosas- caminamos por las calles semi-embozados, nuestra alma clama por los lugares en los que tales árboles, intratropicales o subtropicales, florecen en abundacia, en estos días. Como bien es sabido todos los cuerpos materiales se dilatan con el calor y se contraen con el frío, y toda contracción equivale o significa merma, disminución y, en consecuencia incremento de lo vulnerable y del desamparo. Pero es mucho mayor este mismo efecto en lo que concierne a los espíritus, que quisieran verse cobijados bajo alguno de esos florecientes jacarandás, no ya tan sólo para no perecer de frío, sino incluso para que no se transmute y corrompa su verdadera naturaleza. Y sobre todo, para sentir la caricia y el abrigo que quienes a su sombra pueden derramar junto a nosotros algún suspiro. A ser posible, algún supiro de amor. Luis Madrigal.-
Pájaros, pájaros, pájaros golpean sus alas en tu recuerdo. Lo lavan, escurriendo olvidos. Las palabras, enojos y odio se marcharon hace tiempo. Al final he comprendido, que todo es cuestión de vuelos.
Manos que no cobijan golondrinas un suspiro humedeciendo olvidos y la nada escondida en un nunca. Hace tiempo que las mariposas insisten en jugar con tu sombra. Algo de este noviembre me habla de aventuras y de eternidad despertando con el alba.
Comentarios
un abrazo, muy precioso poema...
un saludos fraterno
Cada vez que vea un jacarandá en flor, o la calle vestida de él no lo pisaré, recordaré que ahí está el amor, amiga mía.
¿Me podés decir cómo se hace para escribir y encima sacar esas fotos tan bien?
Escríbime, no seas fiaca, Ali.
Anahí
Cada vez que vea un jacarandá en flor, o la calle vestida de él no lo pisaré, recordaré que ahí está el amor, amiga mía.
¿Me podés decir cómo se hace para escribir y encima sacar esas fotos tan bien?
Escríbime, no seas fiaca, Ali.
Anahí
Mi abrazo juerte, ya sabes qué es 'juerte', verdad? pues, más fuerte que fuerte.
un abrazo
baci
Un abrazo Sol y Luna.
Un beso