Habitados
tenemos por costumbre juntar las manos.
La noche nos cubre con su piel de pantera
y habitamos en ella, nos abandonamos.
Vamos recolectando sombras, ganas, espacios.
Hasta lo intrascendente deja su huella.
La soledad explota, radiante, clara, sin dolor.
Debajo de la piel se agita la necesidad de amar
También la habitamos, necesidad cubriendo huecos.
Decidimos abordar al deseo, acometerlo, purificarlo
Ponerle el cuerpo, haciendo replegar al desasosiego
No importa el pasado, el tiempo de ausencia, lo perdido
Nos hemos visto mil veces, pero es como si fuese la primera,
envueltos en mañanas, habitados de magia, estremecidos...
Comentarios
andas buscando llenar el alma de sentimientos,
mientras el cuerpo se despliega al viento,
las huellas se confunden en encuentros,
a veces las ausencias son llenos,
otras tantas los espacios son desencuentros,
y por momentos se asusta el criterio,
al descubrir que lo que no se ve también pesa,
pero la vida es belleza,
cuando se la contempla como quien reza,
besando el suelo se ruega,
que el mañana porte su gracia,
lo que se cultiva como esencia desplaza,
cualquier desfiladero que pasa,
lo dicho no es cuestión de raza,
de linaje, es habitar lo que se abraza...
Un abrazo andino
Mayo 12, 2012.-
Un poema realmente placentero.
Un beso
Pero este poema sensual, habla de un amor, el primero, al parecer, para estar habitados por la magia...
Y ese juntar las manos, para vencer el tejido la noche que como pantera los quiere devorar.
La imagen, Algún lugar de Córdoba imagino que habrán disfrutado tus ojos, tu voz, poniéndole el color necesario a esta entrada.
Como siempre, Ali: te has lucido.
Gracias por darnos esa belleza a manos llenas.
Un abrazo con mucho anís.
Un abrazo, Alicia.
Un abrazo, Alicia.
Un abrazo
Un abrazo en la noche,
Rafael
Feliz domingo y besos. María
Y los cielos tronaron enojados
¡Respetad la noche y los sueños varados!
Fue un instante: pretérito y futuro, mezclados.
Y un presente:la cama vacía.
¡Feliz domingo!
El que no perderá nunca la magia de la primera vez pese a lo inhóspito de la ausencia y el tiempo.
El ascenso fue un cultivo y en la cumbre tendremos nuestra cosecha fértil.
Y seremos ricos cada día.
Un abrazo.
Un abrazo agradecido por las gratas sensaciones que me provoca tu poema.
habitándole huecos al tiempo
hasta cuando el quiera.
Un beso