De mi sobrino, Juan Rizzo y su "Gualicho de Papel" (y de mi orgullo de ser su tía)

Gualicho de Babel
Hay quienes no pueden imaginar un mundo sin pájaros; hay quienes no pueden imaginar un mundo sin agua; en lo que a mí se refiere, soy incapaz de imaginar un mundo sin libros.
(J.L. Borges)

Es un poco bobo. Y bastante vulgar. Es supersticioso, anticuado, y quizás es todo un signo de nuestra derrota, de nuestra mala conciencia. Es casi pornográfico. También es lo más cercano que algunos nos sentimos al hogar. Es el inexplicable entusiasmo que nos asalta cuando vemos tantos libros juntos.
Viernes. Apenas pasadas las cinco de la tarde. El cielo amenaza pero el calor se mantiene. Ahí están. Las mismas carpas en cuyo interior se despliegan a veces las delicias culinarias de diversas colectividades. Las mismas carpas en las que, en ciertas fechas, se puede adquirir toda una gama de pintorescas artesanías de garantizada inutilidad. Esta vez se juzgó imprescindible asignarle a cada una su correspondiente número romano y bautizarlas con nombres de autores argentinos. Transitan familias, solitarios, devotos, impenitentes, comerciantes, agentes del orden, aplicados anarquistas, despistados, inapetentes, cámaras y micrófonos de los medios locales, algún señor de traje y algún apurado oficinista camino al fin de semana.
El lugar, la plaza de Mayo (más precisamente, los setenta metros de vereda de la calle Su Santidad Francisco). En una mesa que enfrenta la imponente escalinata de la Catedral de Paraná, un joven estudiante de la Uader está conectado a un aparato de ciencia ficción. Un técnico especializado en asuntos vagamente espirituales o psíquicos interpreta el movimiento de las agujas y formula preguntas en tono serio. Hay quien se detiene ante esa escena que evoca películas de espías y conspiraciones intergalácticas, mientras recuerda que en otro puesto acaba de ver una copia usada (¡y baratísima!) de Ubik. Hay quien piensa que la situación amerita una buena dosis de ese misticismo lisérgico-trascendente que solo puede ofrecer Philip K. Dick.
“LIVROS: Lo escribimos mal, pero los elegimos bien.” Así reza el cartel en uno de los puestos de libros usados, atendido por gente que se precia de “saber leer”. Tienen razón. Y también saben vender. “Esto no lo vas a conseguir en otro lado”: son infalibles, como todo dealer. Hay quien piensa que quizás no todo está perdido. Hay quien se demora discutiendo con el simpático vendedor los méritos relativos de Fogwill y Saer. Hay quien no se va sin adquirir un documental en DVD con testimonios acerca de las virtudes, los riesgos y los mitos que rodean a cierto oscuro brebaje de hierbas perpetrado en otros tiempos por una fábrica de la costa del Uruguay. Para completar el sortilegio, nada mejor que una copia amarillenta y casi imposible, en idioma original, que promete “Relatos y Poemas Escogidos” de Edgar Allan Poe.
En alguna mesa se amontonan ciertos desaforados artefactos orientales cuya primera página contiene el final de la historia (su correcta lectura requiere de algún entrenamiento). Constan de dibujos, violencia y onomatopeyas, pero está mal visto llamarlos “historietas”: su nombre técnico es manga. La información la provee, como al pasar, un joven de remera a rayas. En la misma mesa -o en otra- se exhiben lujosos ejemplares de “novelas gráficas”, que son algo parecido -pero diferente- y admiten una lectura en un sentido más occidental. Hay quien se convence de que en estos eventos no es fácil distinguir los vendedores de los entusiastas (más o menos expertos, más o menos comedidos). No lejos de ahí -para previsible beneficio de quinceañeras y señoras de mediana edad- delicados bestiarios en tonos pastel despliegan los milenarios secretos de hadas, duendes, vampiros y otras quimeras de consumo masivo.
Ya en tren de incurrir en las más irresponsables enumeraciones, hay quien cree su deber mencionar los puestos asignados a emprendimientos y editoriales locales, los abundantes folletos y carteles a todo color, la amable distribución (gratuita, maquillada, escultural) de unas páginas con textos breves (y sólidos) de autores de la región… Entre una cosa y otra, no es difícil conjeturar uno que otro novel talento que -desde el más feliz de los anonimatos- se dedica a hacer guardia frente a su más reciente colección de sonetos. En algún lugar de otra de las carpas, esta vez sobre peatonal San Martín, un modesto batallón de sillas de plástico enfrenta un precario mostrador (notablemente oblongo) que no tardará en servir de plataforma para una mesa redonda a propósito de algún -inevitable- flamante volumen.
Hay quien recuerda, como un murmullo, los arduos argumentos y los complejos informes que demuestran irrefutablemente la obsolescencia del formato papel. Hay quien piensa en sus amigos periodistas mientras trata de invocar el fatigoso encantamiento que sanciona el qué, el quién, el cuándo… Hay quien termina por admitir su completo fracaso como cronista de eventos culturales.
Hay quien finalmente, y a desgana, opta por desertar el fugaz campamento, algo abrumado bajo el peso de su menguada billetera, pero acariciando la promesa que late entre las páginas de su más reciente botín.
* Juan Francisco Rizzo. 

Publicado en AIM Digital - Paraná - Entre Ríos - Argentina en ocasión de la Feria del Libro, la cual se realiza desde el 10 al 13 en la capital de mi querida provincia natal.
Pueden seguir leyendo a mi sobrino en: http://distraccionespancho.blogspot.com.ar..ó http://inocenciapragmatica.blogspot.com.ar/
No acostumbro recomendar la lectura de alguien más, excepto en su caso, porque considero que si bien él  a veces se define como un "ilustre desconocido", tiene todo para ser un ilustre, en lo que se refiere a la etimología de esta palabra: todo lo que dice, escribe o hace tiene intensidad y brillo.
¡Gracias Pancho querido!

Comentarios

Muy bien escrito. Creo que le apunta a una crónica del evento,pues hay aportes de su ficción, e infiere cosas. El texto no es la información fría, que haría un periodista al cubrir este certamen libresco. NO se equivoca, al ponerlo en la excepción, a este autor y dejar que su texto discurra en su blog.Fue un deleite leer a Pacho. UN abrazo.Carlos
Man ha dicho que…
Bueno Alicia, pues siguiendo tu invitación he visitado los dos blog que me has recomendado y les he dejado (como dicen los cursis) mi huella.
Muy bien Alicia:
"Con los nuestros, con razón o sin ella"
Un abrazo.
Juan Rizzo ha dicho que…
Se agradece la inmerecida difusión (imputable, seguramente, a los extravíos del cariño). Y se agradecen los amables comentarios de los lectores derivados desde este gran blog. ¡Gracias Ali!
¡Un abrazo grande!
(Pancho)
LAO ha dicho que…
¡sos una buena tía Alicia! por hacer conocer a tu sobrino. Con respecto a la larga fila de ilustres desconocidos ésta es interminable y para mi manera de ver no tiene importancia la fama que se tenga, porque es pura vanidad y superficie... voy a visitarlo con gusto....
Sara O. Durán ha dicho que…
Hasta yo me siento orgullosa de tu sobrino, con su visión y su manera de trasmitirla. Felicitación!
Besos, mi buena amiga.

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