Mandalas y tu presencia
Algo viene
a mí. Conocido, presagiado.
No deja que
me recueste sobre mi sombra.
Hace que confiese la hora de mi primer dolor, ese
que parió los otros dolores. Los que olvidé, preferí el viento y las palabras
que no saben de horas, del tiempo temblando dentro del mismo círculo o de
crisantemos marchitos.
Puede ser
que el 2014 esté escribiendo su lápida. Pero no me importa.
Y Juan Rizzo enaltece mi entrada de esta manera:
Centinelas
Su aguja anuda
mandalas de colores
que incendian penas.
Comentarios
hay un karma para cada historia,
no existe el dolor,
tampoco la gloria,
sólo el honor,
que sabe agregar valor,
a cada huella,
a cada sombra...
para luego llevarse el alma,
justo cuando el tiempo se dobla,
separándose de la luz,
justo cuando comenzaba a ser plácido,
esto de respirar...
buscando esquivar la espina... de ser rosa.
un abrazo andino
el dispensador
Un abrazo.