Cuando el alma te queda chica
Cada tanto, uno se ahoga en lo que antes tenía como cierto, y deja de preocuparse por aquello que alguna vez se jugó la vida.
Y no hay remordimientos.
Es como si el alma te quedara chica. Chica para acomodar nuevos sentimientos. Y no hay cómo empujar para que compitan por un lugar con lo viejo.
Dejas de escudriñar al día. Apenas lo hojeas desde tu cama y aceptas aquello que te ofrecen los perversos por TV. Imágenes de las que nunca serás parte, pero te las venden como si.
A veces, dejas una poesía, esperando que alguna florezca en el cemento estéril. Suplicas que así suceda. Del otro lado, el silencio.
A pesar de ello, y de vos mismo, de tu fragilidad sin límites, sabes que estás vivo, que te pesan las mañanas, pero aún estás a tiempo.
Y no hay remordimientos.
Es como si el alma te quedara chica. Chica para acomodar nuevos sentimientos. Y no hay cómo empujar para que compitan por un lugar con lo viejo.
Dejas de escudriñar al día. Apenas lo hojeas desde tu cama y aceptas aquello que te ofrecen los perversos por TV. Imágenes de las que nunca serás parte, pero te las venden como si.
A veces, dejas una poesía, esperando que alguna florezca en el cemento estéril. Suplicas que así suceda. Del otro lado, el silencio.
A pesar de ello, y de vos mismo, de tu fragilidad sin límites, sabes que estás vivo, que te pesan las mañanas, pero aún estás a tiempo.
Comentarios
Un abrazo.
Besos de anís.