Mariposas blancas en Córdoba.
Desperté como todas las mañanas, quizás más temprano que de costumbre.
Apurada, salí a realizar las compras necesarias para el fin de semana, antes de entregarme a los quehaceres cotidianos.
Quizás por ser tan temprano, creí que estaba en algo así como un sueño. La calle volaba y se me ocurrió que una nube blanca cubría mis pies, mis brazos, mi pelo.
Esa sensación de no saber si estaba viviendo algo real, hizo que mirara el cielo, el sol me dijo que sí, era real. Millones de mariposas blancas migraban, cruzando esta gran ciudad.
Viviendo en el campo, jamás ví algo igual. De una belleza increíble, a pesar de la basura desparramada del vecino, el olor a cloacas de mi barrio, de los ojos de sótano del verdulero y de la viejita pidiendo en la esquina.
Los pocos que percibieron las mariposas, comentaban asustados que podía ocurrir algo malo. La chismosa del frente cerró puertas y ventanas, mientras yo feliz, pensaba que algo bueno iba a ocurrir, mariposas blancas es buen presagio.
Mariposas blancas acariciando a los árboles tristes y polvorientos. Riendo con ellos.
Debería ser una buena noticia y no motivo de preocupación, aunque Cadena Tres habla de invasión, me molesta esa palabra, por lo agresivo. ¿Cómo pueden llamar invasión lo que para mí es una bendición?
A muchos que pasaban por mi vereda les pregunté qué les parecía lo de las mariposas "¿qué mariposas?" preguntaban y seguían caminando indiferentes.
Tanta ceguera de alas ¿es posible? Para mí es inaudito o inaceptable.
Sábado memorable, las mariposas y yo. Sentimiento de pureza y alegría sin fin.
No me importa que sean "simples polillas" como están diciendo por la radio, para mí fue como si los millares de mariposas que estuvieron conmigo, me hubieran bautizado de alguna forma, y comencé a creer, que el próximo año sí, ¡el próximo año será el mejor de los años!
Les dejo un abrazo.
Apurada, salí a realizar las compras necesarias para el fin de semana, antes de entregarme a los quehaceres cotidianos.
Quizás por ser tan temprano, creí que estaba en algo así como un sueño. La calle volaba y se me ocurrió que una nube blanca cubría mis pies, mis brazos, mi pelo.
Esa sensación de no saber si estaba viviendo algo real, hizo que mirara el cielo, el sol me dijo que sí, era real. Millones de mariposas blancas migraban, cruzando esta gran ciudad.
Viviendo en el campo, jamás ví algo igual. De una belleza increíble, a pesar de la basura desparramada del vecino, el olor a cloacas de mi barrio, de los ojos de sótano del verdulero y de la viejita pidiendo en la esquina.
Los pocos que percibieron las mariposas, comentaban asustados que podía ocurrir algo malo. La chismosa del frente cerró puertas y ventanas, mientras yo feliz, pensaba que algo bueno iba a ocurrir, mariposas blancas es buen presagio.
Mariposas blancas acariciando a los árboles tristes y polvorientos. Riendo con ellos.
Debería ser una buena noticia y no motivo de preocupación, aunque Cadena Tres habla de invasión, me molesta esa palabra, por lo agresivo. ¿Cómo pueden llamar invasión lo que para mí es una bendición?
A muchos que pasaban por mi vereda les pregunté qué les parecía lo de las mariposas "¿qué mariposas?" preguntaban y seguían caminando indiferentes.
Tanta ceguera de alas ¿es posible? Para mí es inaudito o inaceptable.
Sábado memorable, las mariposas y yo. Sentimiento de pureza y alegría sin fin.
No me importa que sean "simples polillas" como están diciendo por la radio, para mí fue como si los millares de mariposas que estuvieron conmigo, me hubieran bautizado de alguna forma, y comencé a creer, que el próximo año sí, ¡el próximo año será el mejor de los años!
Les dejo un abrazo.
Comentarios
Un abrazo.
Confía, mi vecina querida.
Besos.