Mirar al costado

Para fin de mes, ella le pidió  a su hermano que la ayudase, porque no tenía para comprarle los remedios a su madre. Él le respondió que no podía, porque había aprendido a mirar adelante, a luchar por lo que vendrá y que en ese momento tenía la boda de su hija mayor, la cual le exigió todo el dinero disponible.
Pasaron diez años y ella volvió a pedirle que la ayudara a pagar el cajón de su madre, pero justo él tenía un problema con su nieta que lo había dejado "seco".
Con todo el dolor del alma, ella enterró a su madre en una fosa común, de esas que la municipalidad tiene para los indigentes.
Quince años más y él golpeó su puerta. Le asombró verlo tan viejo y deprimido.
Necesitaba alguien que lo cuidase, pues sus hijos y sus nietos se habían ido a vivir a otro país. Siguieron su escuela, eso de mirar adelante...
Lo abandonaron con una enfermedad terminal.
Ella, que además de mirar hacia atrás y hacia delante sabía mirar al costado, le abrió la puerta y lo abrazó. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Pájaros

Tu voz y mis hortensias