Hace falta que lluevas en  palabras   para que vuelva a crecer el encuentro.   Que tu voz sea generosa tierra,  y que albergue mis silencios  viejos.  Hace tiempo que los  doblo  prolijos,  hace tiempo que laten  a mi abrigo.  Por costumbre ya ni los  despierto.   Quizás tu voz llegue hasta el jardín perdido  donde se esconden los "te quiero" nuevos,  Así,  será pradera lo que hoy es desierto.                           Y entre los helechos secos de la                              ausencia...   
 
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