Hacé como las rosas
Hola. Sé que estás despierto, estás sintiendo y quizás
en este momento, estés sufriendo. Pero te cuento, que estamos vivos, que saboreás
una comida, que sabés de lo que hablo cuando digo viento. Sería bueno que
comencés a soltar eso que te atrapa, déjalo ir.
¡Que se vaya la angustia!.
¡No! no
te duermas, no se vive durmiendo. Dale, apagá la televisión por un momento. Sé
que las noticias son tremendas. Y sentís tanto miedo. Miedo quizás no por vos,
que ya las has vivido, quizás tengas miedo por los jóvenes, los niños. ¿Sabés que no estamos solos? ¿Que nosotros
mismos somos nuestra mejor compañía? Pasa que algunos no lo saben, o no
aprendieron a serlo. ¡Hay tanta esperanza detrás del miedo!, tanto sol detrás
de esta nube negra! Sí, me dirás que la
felicidad no dura, es verdad. Es muy breve. Pero esos momentos felices son los
que te enseñan a recordar las salidas, a
descubrir que todo lo oscuro puede ser iluminado.
Cuesta este estar encerrado. Adaptarse no es
cosa fácil. Y no sabemos qué hacer con el tiempo, vivimos tanto para afuera,
que ahora que podemos vivir para adentro nos desesperamos. Me animo a decirte
que sos capaz de adaptarte a cualquier cambio, y lo que ahora nos parece
terrible, pasará. Mientras tanto, intentemos
adaptarnos. Ser pacientes.
Nadie sabe lo que nos ocurrirá mañana, por
eso, por tu salud, te pido, que dejes de pensar en el mañana. El miedo al
mañana es lo que enferma. No sé cuánto durará esta pandemia. Pero lo que dure,
intenta vivir, dale, andá, seguro
que hay algo que aún no has hecho, una receta, un tejido, arreglá esa silla
rota. Dale, llamá a tus familiares, no te desconectes. Ahora nos podemos ver, y
contarnos lo que estamos haciendo. Vas a comprobar que cuando cortes la llamada
te sentirás mejor.
No es lo mismo, sí, te faltan los abrazos,
pero mirar la cara de tu nietito por el celular,, por ejemplo, te mejora el
día.
.
Buscá la forma de recordar lo que te
hace reír. La música que preferís escuchar, el hobby que abandonaste hace
tiempo. Hay tanto por hacer… a mí me pasa que no me alcanza el tiempo, de eso
es lo que me quejo. Si vos transformás tu pensamiento, si lo cambiás por un
instante, se transforma tu vida y tu
realidad.
Sé que
pasaste momentos difíciles y otros de alegría, que hubo peleas, gritos,
abrazos. Pero es hora de seguir. ¿A dónde?: Seguir a tu esencia, a quién
sos en realidad, antes de este miedo, de esta preocupación que no te deja
vivir. Cuando recordés quién eres, te vas a dar cuenta que sos hermoso
(Sí, no te rías, sos hermoso) no importa lo que diga el espejo. Que hay mucho
amor en vos, que hay mucha pureza y alegría. Sólo hace falta que la vuelvas a
traer a tus días. Antes te importaba el ser aceptado, pertenecer a tal grupo.
Pero nadie puede pertenecer a algo externo, si no se pertenece a sí mismo, que
es la única forma que importa de pertenencia.
Sí, por ahí no lo creas, pero estás a tiempo de hacer lo quieras. Dejá de rezongar! Y recordá que cuando pase esta pandemia, verás que las
rosas siguieron floreciendo porque ellas jamás se preguntaron si valía la pena
florecer o no: Es inevitable para ellas florecer. Hacé como ellas. Florece. Pensá en la vida. Dá alegría.
Te dejo un abrazo inmenso.
Comentarios
Aquí vamos por la tercera semana de enclaustramiento y seguimos resistiendo, gracias a los libros, la música, el Face Time diario con los hijos y los nietos, este teclado con el que te escribo y sobre todo, con la determinación de que, haciendo lo debido, este "bicho" no terminará con nosotros.
Besos.
Gran abrazo.
Un abrazo a todos.