Darse cuenta

Tengo 56 años, recién cumplidos. Y sumé el doble, supe que lo por vivir es menos que lo vivido.
Y me dije ¿A qué esperar?
¿Para qué perder el tiempo con aquellos que sólo buscan la banalidad? ¿Cuándo comprenderé que las tristezas de ver a esta país sin rumbo _confieso, desde que tengo uso de razón, nunca lo vi “bien rumbeado”_ me está dejando sin risas?
En estas últimas décadas me parece que todo se ha ido a pique, no encuentro ejemplos. Alguien en quien decir ¡Mirá qué bueno!
No encuentro gobernantes con ganas de salvar al país, salvar auténtico. No importa el partido, no lo encuentro. Por ahí es cosa del desánimo, o que me ha ganado la desesperanza este día.
Es que me importa demasiado la Argentina.
Pero claro, uno cumple años y se da cuenta que no está para perder el tiempo. Ni para que otros te lo hagan perder…
Ayudo a docentes, intento hacerlo, me enorgullece ver lo que muchos lograron. Pero me entristece que algunos quizás vuelvan a lo mismo de antes. Antes de la pandemia. Sólo tiza y pizarrón. Creo que si algo se logró en la educación y las clases virtuales, es acercar a los docentes y alumnos a lo que se viene. Si bien, es cierto, fue una herramienta para visibilizar las diferencias sociales. Lo cual, es tema de otra entrada.
Pero, de todas maneras, admiro a los docentes. Su nobleza, sus ganas de poner lo mejor para evitar que todo se desbarranque.
56 años y uno se da cuenta que hay que andar de prisa, tratar de juntarse con quienes nos hacen reír, que dignifican al ser humano. Los que saben de esencias.
Esas personas bellas que uno descubre por ahí. No tienen nada que ver los títulos, la verdad encontré gente preciosa entre los pueblos originarios de Formosa, mucho más que entre los universitarios. Y no, no se enojen por favor los que tienen tantos estudios, no digo que no existan personas bellas, a diario las encuentro, pero a veces no son tan fáciles de ver, hay quienes antes de decir su nombre, anteponen el Dr, Lic. Mtr., etc, como si de eso se trataran las esencias.
Algo que aprendí es a ser agradecida, de todo, del despertarme por las mañanas, de ver el sol, o el viento, o la lluvia. De la sonrisa de la señora cuando voy a comprar el pan, del gajito de malvón que me regala la vecina…
Es decir, me gusta saber del otro, de si es feliz, o está triste. De la manera en cómo puedo tenderle una mano.
Les dejo un abrazo y les agradezco leerme y seguir acompañándome por aquí. Es muy importante para mí: ¡Gracias!

Comentarios

Alfred ha dicho que…
Un abrazo y a seguir para adelante.
Sara O. Durán ha dicho que…
Anímate, mi vecina del alma, porque tú eres una gran generadora de alegría y fuerza y eso te hace necesaria en esta situación de crisis mundial. Nada te agobie, porque por más complicado que sea, siempre sabes encontrar la solución. Eres muy brillante.
Te felicito por tu cumpleaños. Que cumplas muchísimos más.
Recibe mi abrazo con el mismo cariño de siempre.

Francisco Espada ha dicho que…
Vaya por delante mi felicitación por el recién cumpleaños y por esa jovialidad con la que te contemplo desde mi altura. Tienes mucha razón en todo eso que comentas. La inmensidad del pueblo pretende salir cuanto antes de la pandemia para volver al origen, lo que significa que no han aprendido la lección. No debemos volver al punto de partida sino a un nuevo destino donde se piense más en horizontal, donde el otro importe tanto como uno. Somos muy frágiles, pero seguimos sin percatarnos de ello. Tampoco podemos esperar demasiado de los políticos. La misión de cada persona debe ser hacer el bien con las armas que dispone y tratar de crear una corriente solidaria en su entorno.
Un fuerte abrazo.

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