Libertad acorralada
Unos niños bajaron de la montaña asustados, diciendo haber encontrado una cueva de donde brillaban luces extrañas, voces desconocidas los llamaban, risas inciertas los buscaban. Nadie les creyó, “juegos de niños” dijeron. Al tiempo un anciano bajó con la misma novedad, “cosa de viejos” respondieron. Pasó un mes y una pareja de enamorados llegó al pueblo anunciando lo mismo… “ocurrencias del amor” otra vez… Al fin, el sabio del pueblo que se enteró tarde del tema, porque así son los sabios, tanto andar en otros mundos poco saben de la realidad, decidió armar una comitiva e ir a ver qué pasaba “para que el mito no se instale” dijo, muchos no sabían quién era el señor Mito pero por respeto decidieron seguir su consejo. Al llegar al lugar citado por los demás se encontraron con las luces, las voces, las risas. Ninguno dijo palabra, sólo atinaron a correr montaña abajo pero en silencio esta vez. Cuando los otros pobladores les preguntaban ellos quedaban mudos… Esta forma de evadir la verdad