"Surfeadores" del encuentro:
Si necesitas saber acerca del hombre, quédate en silencio...
Hoy todo es charlatanería, habladurías por doquier, teorías psicológicas, postulados y axiomas. Los medios utilizan a los profesionales como mediadores de alguna “verdad” que tranquilice momentáneamente al espectador, la palabra ocupa la verdadera reflexión, palabra fetiche que se convierte en el estandarte de los pseudos intelectuales... en realidad nada nuevo se dice sobre el hombre.
Necesitamos urgente volver a capturar aquella mirada de los primeros filósofos, que intentaba deslindar lo real de lo aparente, mirada profunda, que nos permita ver aquello que realmente se muestra, mirada que navegue mas allá de la cómoda superficie.
Las recetas se reiteran: Si analizamos las respuestas a la mayoría de los problemas que se presentan diariamente nos encontraremos que en el fondo la solución que dan los profesionales es la misma.
Es necesario quitarle la magia y fastuosidad al poder del discurso, vestirlo de creatividad, de coraje. Buscar la respuesta verdadera, no la que se considera cierta porque es aprobada por la mayoría, sino aquella que realmente le conviene a ese ser doliente que se presenta exudando su angustia.
Muchos profesionales de la salud intentan adiestrar su puntería realizando todos los cursos, congresos, seminarios que existen porque consideran que así pueden llegar al centro del problema, de la enfermedad, olvidan que lo que realmente importa es llegar el centro de la naturaleza humana. Se nota en ellos cierta timidez y hasta pudor disimulado bajo su uniforme que separa la realidad personal de la del enfermo. Cuando algún familiar o el paciente mismo decide desnudar su alma ante él, lo consideran una pérdida de tiempo, huyendo prontamente cuando algo o alguien desajusta su rutina diaria.
Se disecciona la persona. Sus armas: el escalpelo y las pinzas, olvidan el todo necesario, olvidan que el paciente es indiviso y que es único, las mismas recetas no dan el mismo resultado.
A muchos, no nos queda otra que soportar la vida sin quejarnos, por eso es tan necesario el gesto amable, la palabra balsámica que nos pueda brindar el profesional de la salud.
Tanto alejarse del otro para conservar su objetividad, hace que muchos profesionales de la sulud se alejen de sí mismos, helando su corazón, utilizando caparazón de hierro cuando se encuentran con el paciente.
Sería bueno que dejasen dormir por un instante lo que recibieron en la universidad y en los libros, para recibir en plenitud al hombre que se presenta en su entera vulnerabilidad.
Sería bueno que abandonen la historia del profesional duro que sólo se compromete con la enfermedad pero no con el enfermo.
Sería bueno que indaguen en la profundidad del hombre, que dejen de “surfear” en la existencia del mismo, para dejar de ser meros observadores del devenir humano, sin llegar a ser jamás viento, agua o impulso…
"Surfeadores del encuentro".
Kitesurf. Lago Los Molinos, Potrero de Garay, Córdoba. Argentina. 04/11/07
Hoy todo es charlatanería, habladurías por doquier, teorías psicológicas, postulados y axiomas. Los medios utilizan a los profesionales como mediadores de alguna “verdad” que tranquilice momentáneamente al espectador, la palabra ocupa la verdadera reflexión, palabra fetiche que se convierte en el estandarte de los pseudos intelectuales... en realidad nada nuevo se dice sobre el hombre.
Necesitamos urgente volver a capturar aquella mirada de los primeros filósofos, que intentaba deslindar lo real de lo aparente, mirada profunda, que nos permita ver aquello que realmente se muestra, mirada que navegue mas allá de la cómoda superficie.
Las recetas se reiteran: Si analizamos las respuestas a la mayoría de los problemas que se presentan diariamente nos encontraremos que en el fondo la solución que dan los profesionales es la misma.
Es necesario quitarle la magia y fastuosidad al poder del discurso, vestirlo de creatividad, de coraje. Buscar la respuesta verdadera, no la que se considera cierta porque es aprobada por la mayoría, sino aquella que realmente le conviene a ese ser doliente que se presenta exudando su angustia.
Muchos profesionales de la salud intentan adiestrar su puntería realizando todos los cursos, congresos, seminarios que existen porque consideran que así pueden llegar al centro del problema, de la enfermedad, olvidan que lo que realmente importa es llegar el centro de la naturaleza humana. Se nota en ellos cierta timidez y hasta pudor disimulado bajo su uniforme que separa la realidad personal de la del enfermo. Cuando algún familiar o el paciente mismo decide desnudar su alma ante él, lo consideran una pérdida de tiempo, huyendo prontamente cuando algo o alguien desajusta su rutina diaria.
Se disecciona la persona. Sus armas: el escalpelo y las pinzas, olvidan el todo necesario, olvidan que el paciente es indiviso y que es único, las mismas recetas no dan el mismo resultado.
A muchos, no nos queda otra que soportar la vida sin quejarnos, por eso es tan necesario el gesto amable, la palabra balsámica que nos pueda brindar el profesional de la salud.
Tanto alejarse del otro para conservar su objetividad, hace que muchos profesionales de la sulud se alejen de sí mismos, helando su corazón, utilizando caparazón de hierro cuando se encuentran con el paciente.
Sería bueno que dejasen dormir por un instante lo que recibieron en la universidad y en los libros, para recibir en plenitud al hombre que se presenta en su entera vulnerabilidad.
Sería bueno que abandonen la historia del profesional duro que sólo se compromete con la enfermedad pero no con el enfermo.
Sería bueno que indaguen en la profundidad del hombre, que dejen de “surfear” en la existencia del mismo, para dejar de ser meros observadores del devenir humano, sin llegar a ser jamás viento, agua o impulso…
"Surfeadores del encuentro".
Kitesurf. Lago Los Molinos, Potrero de Garay, Córdoba. Argentina. 04/11/07
Comentarios
Me costó escribir el comentario con tanto oleaje, jejeje
Gonzalo
esta entrada es pra que erflexionemos tdos. en cada lugar de trabajo que tengamos. Muy bueno, lo tyo.
Marina Costa.
Para pensar lo que escribes.
Martín
De acuerdo en todo
Blas
La avidez (en todos los sentidos) ha logrado escarpar el verdadero valor de los profesionales. Ahora todo, o casi todo, se mide cuantitativamente. No importa el porqué, importan los cuántos.
Los psicólogos, los abogados, los terapistas se han golosineado con tanta demanda en sus consultorías ¡Bendito bache mundial! Con todo eso verdaderamente pueden surfear… en algún paraí$o del planeta.
¿Qué dices Alicia?
Buena salud a todos.
Gracias a todos por tan interesentantes comentarios.
Un abrazo.
Alicia.
Va creo que es así, por ahí no para todos.
Un beso Ali querida, lo tuyo inmejorable como tdoo lo que hacés.
Dalma.
Bueno sería que todos vieramos en nuestras profesiones a la persona y no meramente la ocupación.
Narci
Saludos
Cuando hablo du los "surfeadores" no sólo me refería a los profesionales solamente, sino a las personas en general, a esta cultural "light" del posmodernismo, a la falta de compromiso que vivencio en algunos, pero SIN GENERALIZAR, ¿si?.
Te dejo un abrazo y gracias por tu comentario Jorge, es muy, pero muy valioso.
Alicia.
Ricardo Montenegro