Para variar, llueve.
Para variar, llueve. Y lo que escribí hasta ahora, se moja de impaciencia.
Hablaba antes de amantes generosos, de lo no prohibido, de la luz y de la verdad…
Llueve y comienzo a tantear entre la nostalgia; choco con la larga herida de la tristeza, sin conseguir codificar el significado del peligro desmayado en las palabras.
Llueve y el universo se ríe de la ternura que guardé. Olvidé conservarla entre las envoltura de pascua que tengo en algún rincón.
Llueve. Huraña, escucho himnos que no entiendo, que abren fronteras que presiento no traspasaré; que acercan heredades a las que nunca perteneceré.
Llueve y no supero mis ganas de recordar aquellos mensajes que destruí sin saber que hoy viviría de ellos; sin retorno en esta búsqueda de alas sin vuelo.
Llueve y pienso que tengo que sacar urgente un turno en el hospital de las almas tristes. No sé si para mí habrá remedio, no sé si tenga cura tanto desconsuelo, no sé qué brebaje puede sanar siglos de nostalgias, no sé cuán avanzado esté mi mal. No creo que puedan verlo con una simple radiografía, es tan sutil y profundo que tampoco será fácil descifrar con una tomografía de almas tristes. Por si acaso, marco el número… Hay tantas almas tristes parece, que me dieron turno para el próximo año… Que cualquier cosa, me dijo la secretaria, vaya por guardia, pero solo en caso de extrema desesperación, que entienda que son muchos los que están en mi situación y ni siquiera se quejan… entonces corto, antes de mandarla a la… Como si ella pudiera saber exactamente en qué situación estoy, como si pudiese calcular fielmente el porcentaje de “desesperación” que tengo que alcanzar para ir a “Guardia”.
¿Por ahí no me enteré y hay algo así como un “tensiómetro de la nostalgia”?
Salgo al jardín para evaporar mi desconcierto. Descubro el arco iris y me convenzo, que también estás buscando airear tu corazón, ahora que ya dejó de llover…
Hablaba antes de amantes generosos, de lo no prohibido, de la luz y de la verdad…
Llueve y comienzo a tantear entre la nostalgia; choco con la larga herida de la tristeza, sin conseguir codificar el significado del peligro desmayado en las palabras.
Llueve y el universo se ríe de la ternura que guardé. Olvidé conservarla entre las envoltura de pascua que tengo en algún rincón.
Llueve. Huraña, escucho himnos que no entiendo, que abren fronteras que presiento no traspasaré; que acercan heredades a las que nunca perteneceré.
Llueve y no supero mis ganas de recordar aquellos mensajes que destruí sin saber que hoy viviría de ellos; sin retorno en esta búsqueda de alas sin vuelo.
Llueve y pienso que tengo que sacar urgente un turno en el hospital de las almas tristes. No sé si para mí habrá remedio, no sé si tenga cura tanto desconsuelo, no sé qué brebaje puede sanar siglos de nostalgias, no sé cuán avanzado esté mi mal. No creo que puedan verlo con una simple radiografía, es tan sutil y profundo que tampoco será fácil descifrar con una tomografía de almas tristes. Por si acaso, marco el número… Hay tantas almas tristes parece, que me dieron turno para el próximo año… Que cualquier cosa, me dijo la secretaria, vaya por guardia, pero solo en caso de extrema desesperación, que entienda que son muchos los que están en mi situación y ni siquiera se quejan… entonces corto, antes de mandarla a la… Como si ella pudiera saber exactamente en qué situación estoy, como si pudiese calcular fielmente el porcentaje de “desesperación” que tengo que alcanzar para ir a “Guardia”.
¿Por ahí no me enteré y hay algo así como un “tensiómetro de la nostalgia”?
Salgo al jardín para evaporar mi desconcierto. Descubro el arco iris y me convenzo, que también estás buscando airear tu corazón, ahora que ya dejó de llover…
Comentarios
Esa nostalgia inmedible que dices padecer ¿Porqué niña? ¿Cuándo termina?. ¿Con el otoño?. Ojalá así sea, ojalá.
Me gusta todo lo que escribes, triste o feliz, me parece soberbio.
Sigue adelante. Nosotros te leemos.
Arturo
(Se me ocurren tantas cosas...)
¡Me ha parecido soberbio!
He escrito mi comentario sin leer el anterior JA, JA ¡No pienso quitar la palabra soberbio!
Tienes magia para dibujar emociones
Un beso
Me apena la tristeza que descubro en tus palabras, siempre dejas al final una palabra de esperanza, una salida. Eso de airear mi corazón es una excelente idea... Ah ¿Ya fuiste por Guardia?.
No quiero ser inoportunna
K
De regar nuestros atardeceres y, si furiosa se halla, azotar las ventanas de nuestras vidas.
Siempre está ahí, limpia, bella, imponente. Como tú Alicia, como tú.
Buena salud a todos.
¿Cuándo puedo votar por tu blog?. De todos los prenominados que visité me quedo con el tuyo.
Ariel
Gracias por sus bellísimos comentarios.
Arturo: Es una etapa, nada más. Pues, qué bueno que salgas a "airear" tu corazón. Gracias por estar.
Gregorio: Todo bien. Intento compartir algo de mí, esencialmente lo que escribo y mis imágenes, las de mis paisajes. Si incluyera más fotografías de mi persona se me ocurre que me desviaría de este propósito. El de compartir, estaría rayando el egocentrismo...
Escritora: Esa es mi intención, dibujar emociones, algunas se me desdibujan, no siempre son tan claras. Gracias por tu comentario. Sí, creo que es una idea para ampliar, allí podrían ir a parar muchos males que le aquejan a nuestras almas...
Armida: Gracias!!! Eso de a "flor de piel", me gustó mucho.
Anahí: No aún no fuí por Guardia... Sus comentarios, por ejemplo, es una forma de atrasar la ida.
José Luis: Coincido contigo, en lo que se refiera a la lluvia, digo... en lo demás sería pedante de mi parte afirmarlo, ja, ja.
Ariel: Intuyes bien, muy bien. Para mí es la mejor estación, sin viento, sin calor ni frío. Eso de ver a los árboles quedarse sin hojas, por ejemplo, no me pone triste, sino me recuerda el eterno comienzo. Gracias por tu afirmación final. Me sonrojo...
A todos: Mil gracias por estar!!!!
Alicia
Quédate todo lo que quieras, no necesitas secar tu cabello para visitarme. Jamás me importunarán tus comentarios o el de los demás.
Bienvenida. Es tu casa.
Alicia
Ay mi querida amiga,esta frase es tan significativa. No acostumbro a repetirlas en mis comentarios, por que siento que de alguna manera estoy profanando el sentimiento del autor; pero en este caso me es imposible no hacerlo, además por que eres mi amiga. ¿Te das cuenta de la magia de tu frase? En ella está implícita toda la maravilla del lenguaje. Me hiciste hacer un alto en el camino cuando la lluvia se precipita, especialmente en mi interior. Me encantó. Un abrazo,
Carlos Eduardo
Saludos,
Xotla.