No sé nada...
No sé nada, ni siquiera lo que creí saber, hoy no es cierto.
De mis pasos apenas me queda el bosquejo, los intentos han sido muchos, algunos fracasos que no son tantos, algunos amores que no presienten el olvido, mariposas en la melancolía que aún giran.
Importancia de lo que vendrá más allá de lo ocurrido, zonas oscuras que prefiero que queden así, finales felices y de los otros, tener el coraje de aventurarse en lo desconocido, muerte al miedo a pasar vergüenza, desalojo de los jamás, volver a intentar a ser equilibrista en este circo, darle lustre a los siempre por si acaso… sabiendo que no sabemos nada, apenas algo de esta vida, ni siquiera podemos predecir el tiempo, todo es a puro instinto y nada más.
Saber que la vida es eso, un momento más que nos acerca a lo finito, una danza de la fortuna, donde a veces tenemos suerte otras quedamos últimos en la fila, a veces somos los grandes celebradores del amor, otras morimos por él, ahí nos sentimos vulnerables, diminutos, frágiles…
Sí, de verdad que no sé nada, no quiero saberlo todo como cuando niña, tanta verdad asusta al otro, tanta búsqueda de argumentos aleja los sentimientos…
De eso se gesta la vida, de suertes y entre ellas de nuestras elecciones las que nos permiten declararnos orgullosos o suicidas…
Cada tanto el duende de la soberbia, me hacía creer que sabía más que los demás, después supe que tampoco es mala cosa tener miedo a no saber, a no tener siempre el control, descubrí que no podemos comprobarlo todo, que muchas veces el día se mueve según el capricho de casualidades o raras coincidencias, que cuando más sabemos de calmar nuestra sed más sed tenemos… que no siempre los que nos dio miedo es lo más temido, que a veces es muy bueno estar desprotegidos, sin defensas, para dejar de evitar aquello que nos bloquea.
Que no siempre los demás son culpables absolutos de sus actos, que muchas veces nosotros ocasionamos dicha forma de proceder. Que es buena cosa decir “Lo siento” una y mil veces, a quedarse con ese dolor por dentro…
Que duele buscar la verdad, regatear por ella, pero más duele vivir en la duda, que el aliento cada tanto descubre que no todo está perdido, que debo seguir amando a pesar de todo y de todos.
Saber apenas que no soy perfecta como alguna vez pretendí ser, que hay egoísmos, miedos, preguntas sin responder.
Saber que puedo amar más allá de mis propias convicciones, amar para seguir aprendiendo qué es amar, amar sin temor a pertenecer , amar a pesar de saber que jamás descubriré al otro tal como es, amar no siendo la primera opción sino siendo quizás otra alternativa elegible y no sentirse herida por eso.
Saber que hay cosas que no tienen sentido, que es mejor que no le siga buscando la quinta pata a la tristeza, que no siempre se tiene lo que más se necesita.
Saber que hay cosas que no tienen sentido, que es mejor que no le siga buscando la quinta pata a la tristeza, que no siempre se tiene lo que más se necesita.
Saber que las puertas cerradas es mejor dejarlas así, convencerme que la sorpresa aún no ha muerto…
Eso, saberme incapaz de encontrar LA VERDAD hace que me redescubra, hace que me convenza de que la perfección es cosa de filósofos, mientras tanto me conformo con ser una conciliadora de este día y de las horas y de que mi mirada se atribuya todos los quizás.
Comentarios
No puedo dejar de leerlo y volver a leerlo.
Es para pensarlo dos veces. Estás mostrándote tanto.
Mi admiración
Daniel
un beso
Emilio
Un beso
Alyorie Marsar tu vecina de Chile
tratando de descubrir la verdad de uno mismo desde el sentir...y todo
el externo que nos acecha solo sumando creencias e informacion de
forma potencial...hasta que llega el silencio de tu presente...
me gusto mucho!
Saludos Alicia
Saludos y un abrazo.
algo recorde...nose nada pero tu prosa---algo trajo a mi balcon
besos linda noche
MORUS
Un beso desde México.
Buena salud a todos.
Increiblemente bello como real... Eso es aprender a conocerse, y cuando eso pasa, la vida nos sorprende aun mas...
Me emociona tu grandeza interior...
Un abrazo!!!
roberto
roberto