De los cipreses

 Llueve en marzo. Soledad en el campo. Esa soledad que se divierte al colgarse y crujir en todos los rincones que sabemos desocupados. 
Los cipreses luchan con el viento, se doblan, se abofetean entre ellos, tiemblan y se hacen trizas entre las nubes. Tan altos son. 
Sé que en algún momento caerá alguno y si cae uno, caen todos, porque están tan juntos, como están las penas pequeñitas, esas que se abrazan unas a otras, cosa de hacerse fuertes para no desaparecer. Pero no. No ceden, luchan, se aferran a la tierra, figuras delgadas, oscuras. 
En su dolor parecen majestuosos, no piden ayuda. Es conocido el orgullo de los cipreses, prefieren morir sin que nadie lo note, aunque sus raíces vibren pidiendo desprenderse de una vez. 
Los cipreses. Van Gogh
Los cipreses no gritan, dejan que el viento tape ese grito y los aniquile.

A veces, cuando hablan de fantasmas pienso en los cipreses. 
Algo tienen que no me consuela verlos, algo distinto a todos los árboles.
 Ellos no simpatizan conmigo, o yo con ellos, no lo sé bien.
 Pero sí sé que en  mi cielo lo último que querría es  ver crecer a un ciprés…

Comentarios

No sé que es más bella y más filosófica si tu entrada o tu comentario. Los cipreses miran alto y se plantan habitualmente juntos , todos los árboles me resultan maravillosos, , pero prefiero un roble,un castaño, un pino , un fresno, en mi paisaje, y para valorarlos adecuadamente un ciprés que también tiene su encanto.
y si yo todo lo puedo y toda la carga yo la llevo estoy deteriorando el sistema inmunológico, cargándome de estrés y acelerando la partida.
Un beso
Alicia Abatilli ha dicho que…
Hola amigos, quería contarles que en esta entrada, si bien me refiero a los cipreses (que no me son antipáticos, no pueden serlo, todos los árboles me gustan, pero en el caso de los cipreses, quizás sea porque los asocio a los lugares en que el hombre les asigna para que crezcan, aquí en Córdoba y en otras ciudades, los cementerios)
en realidad hablo más de aquellos que parecen no necesitar al otro, sumidos en su propia vida, en su inmensa soledad, siempre tan fuertes, indoblegables, sin pedir ayuda jamás. No saben que sus vidas sería mucho más bella si reconocieran sus propias debilidades.
Les dejo un abrazo.
Feliz semana.
Alicia
Alicia Abatilli ha dicho que…
Hola André.
Lamento tanto saber lo del deterioro de tu sistema inmunológico, es tanto el viento que habrás soportado solo, tantas tormentas sin quejarte, tantos pesares sin que tus ramas se dobleguen...
Quizás por un rato, si te animas, dejas descansar tanta carga, la dejas en tierra, haces que los que te aman se enteren de ella y te ayuden a llevarla. Estarás haciendo algo doblemente bueno, en primer lugar por vos, porque compartir el dolor siempre es bueno y para los demás, porque al abrirte estarás permitiendo que el otro descubra que él te hace falta, mucha falta.
A tu disposición, por si quieres seguir charlando.
Un abrazo
Rafael ha dicho que…
Gracias Alicia, por tus líneas y por tu comentario en el que haces extensiva esa precisión sobre los cipreses. A mi también me gustan todos los árboles y a cada uno lo ubico allí donde en un momento los vi por primera vez. Es cierto que el ciprés se le asocia con los cementerios, porque en todos los que recuerdo existe uno ó varios y entiendo esa metáfora acerca de las personas que parecen no necesitar al otro... Como bien dices, "lavida sería mucho más bella, si cada uno de nosotros reconociéramos nuestras propias debilidades" y buscáramos el apoyo en los demás.
Un abrazo y feliz semana,
Rafael
Alicia Abatilli ha dicho que…
Es así, Rafael, comparto esa idea de la ubicación de los árboles con el lugar en que los vimos por primera vez.
Es también muy fácil hacer la comparación con los hombres, hay hombres paraísos, hombres robles, hombres cedros, hombres espinillos...
Ojalá que todos descubriésemos que solos, no podemos seguir avanzando, o viviendo. Al menos viviendo plenamente.
Gracias por tu comentario, Rafael.
El Gaucho Santillán ha dicho que…
Los cipreses mueren de pie.

Igual que los robles.

"...haz como Dios, que nunca llora,/ o como el robledal, cuya grandeza,/ necesita del agua, y no la implora..."

Un abrazo.
Alicia Abatilli ha dicho que…
Quizás sea así, no comparto esa frase que traes. Es todo lo contrario lo que pienso. No sé si Dios nunca llora ¿Alguien lo sabe? ¿Y el roble, Gaucho? Quizás por no implorar agua termina por secarse, luego cuando será tarde para todo, hasta para el arrepentimiento.
Pero son posiciones, son formas de ver la vida.
Gracias por permanecer, ojalá encuentres tu algarrobo en el Chaco.
Alicia
Mª LUISA ARNAIZ ha dicho que…
Aunque los haya visto en los cementerios, los conocí por la pintura y por la poesía. A fin de cuentas su plenitud está entre el cielo y la tierra. Una grata evocación la tuya. Saludos, Alicia María.
Ernesto. ha dicho que…
Los árboles han sido siempre para mí los predicadores más eficaces. Los respeto cuando viven entre pueblos y familias, en bosques y florestas. Y todavía los respeto más cuando cuando están aislados. Son los solitarios. No como ermitaños que se han aislado a causa de alguna debilidad, sino como hombres grandes en su su soledad, como Beethoven y Nietzsche. En sus copas susurra el mundo, sus raíces descansan en lo infinito; pero no se pierden en él, sino que persiguen con toda la fuerza de su existencia una sola cosa: cumplir su propia ley, que reside en ellos, desarrollar su propia forma, representarse a sí mismos. Nada hay más ejemplar y más santo que un árbol hermoso y fuerte.
(…)
Los árboles son santuarios. Quien sabe hablar con ellos, quien sabe escucharles, aprende la verdad.
(…)
Quien ha aprendido a escuchar a los árboles ya no desea ser un árbol. No desea ser más que lo que es.

El Caminate. Hermann Hesse.

Me ha encantado tu texto Alicia, y el recuerdo de esta reflexión.

Un abrazo.
Francisco Espada ha dicho que…
Existe una larga tradición simbólica del ciprés con lo celestial; posiblemente por su estilizado alargamiento hacia el cielo, por la costumbre de ser tan frecuentes en los cementerios por asemejar una mano tendida al cielo, una mano implorante que no le priva de de ser agitados por los vientos. Un abrazo desde esta orilla.
jose maria criado lesmes ha dicho que…
Amiga Alicia, entendo que lo te simpatice el cipres,porque su sombra alargada
da sombra a los difuntos, pero a decir verdad a mi no me asusta.
Besos
LAO ha dicho que…
Muy lindo lo que escribiste. Es que los cipreses son un simbolo de la dignidad y de la solidaridad. Un saludo afectuoso.
Tati ha dicho que…
lo que me asusta de ellos no es su forma, es el silbido del viento en ellos.
Pero entiendo tu verdadero mensaje, lo entiendo.
Gracias, porque imagino que es para muchos que como yo nos resistimos a compartir el dolor, no somos Dios, no es cierto que no podemos llorar, debemos hacerlo, no es cierto que no debemos andar dando lástima por ahí, todo lo contrario, es como dices, debemos compartir el dolor.
dejar de ser cipreses, para ser sauces llorones, volcar nuestras ramas por un rato en los demás, como lo hemos hecho tanto tiempo con ellos.
Gracias, Alicia. Ahora que lo veo escrito lo comprendo mejor.
Tatiana
Alicia Abatilli ha dicho que…
Hola María Luisa.
Sí, también los he visto, durante mucho tiempo en las pinturas, hasta los he dibujado con insistencia cuando niña, luego dejé de hacerlo.
Pero el mensaje va más allá de los cipreses, ellos tienen mucho que ver con la tierra y también con el cielo.
Te dejo un abrazo.
Alicia Abatilli ha dicho que…
Es verdad, Ernesto. Los árboles son santuarios. Es hermoso hablar con ellos, yo lo hago con frecuencia.
Esta entrada en realidad es más que eso, es un intento de hablar con los que tienen dos piernas.
Siempre es un gusto leer tus entregas.
Alicia
Alicia Abatilli ha dicho que…
Sí, lo sé, Francisco.
Esa mano tendida al cielo es la que intento desplegar en aquellos que la tienen cerrada a compartir.
Gracias por visitarme.
Alicia Abatilli ha dicho que…
Hola José, tampoco no me asustan, sólo los tomé de pretexto para dejar mi mensaje.
Alicia
Alicia Abatilli ha dicho que…
Wenceslao, los árboles todos nos hablan.
Alicia Abatilli ha dicho que…
Hola Tati, lo hablamos un día.
Me gusta esa comparación con los sauces llorones, es exacta tu expresión de volcar nuestras ramas por un rato en los demás.
Los pesares compartidos, pesan menos.
Te abrazo, amiga mía.
Teruelandia ha dicho que…
Hay cipreses y el ciprés de Silos... A este le profeso un gran afecto. Igual que a ti...
ANTONIO CAMPILLO ha dicho que…
Te sorprendería saber el número de cipreses que se encuentran viviendo hasta el cielo y contra el aire en mi casa de campo.
Son altivos, crecen como si se acabase el tiempo, tiempo al que se enfrentan con fortaleza y temple.
Proporcionan al lugar en el que se encuentran un halo de eternidad, de protección.

Un fuerte abrazo, querida Alicia.
Mercedes Vendramini ha dicho que…
" ... los árboles mueren de pie ... " . Las que no morirán nunca, son tus bellísimas palabras!

Ah ... a mí tampoco me gustan los cipreses ...-

Abrazos!
Por aquí los cipreses abundan en los cementerios. Eso los hace más sombríos. Tu texto, con un lirismo donde conjugas naturaleza con tiempo...el es de marzo...que aquì precede al mes de lluvias, anrial, aguas mil. Un beso. carlos
Sara O. Durán ha dicho que…
Me has impresionado mucho con esta entrada. Esas características se las desconocía a los cipreses y eso que como tu bien sabes, a mi también me encanta la naturaleza y siempre voy de charla en charla con los árboles, los pajarillos y todo lo que pareciera no tener voz, pero que tienen uns voces tan profundas como claras. Me alegra mucho que ya esté lloviendo, buen augurio.
Besos amiga poetisa, que siempre invitas a pensar con tus letras.
Marinel ha dicho que…
A ti, aquel título del famoso libro de Gironella,que no sé si conoces,no debe gustarte nada o quizá vaya como anillo al dedo a tus palabras,porque cipreses parece ser sinónimo de adiós, de ida involuntaria, de desenraízamiento tajante...
Besos.
Carlos Enrique Cartolano ha dicho que…
Exquisitos colores, aromas, aire, humedades. Como siempre.

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