De los cipreses
Llueve en marzo. Soledad en el campo. Esa soledad que se divierte al colgarse y crujir en todos los rincones que sabemos desocupados.
Los cipreses luchan con el viento, se doblan, se abofetean entre ellos, tiemblan y se hacen trizas entre las nubes. Tan altos son.
Sé que en algún momento caerá alguno y si cae uno, caen todos, porque están tan juntos, como están las penas pequeñitas, esas que se abrazan unas a otras, cosa de hacerse fuertes para no desaparecer. Pero no. No ceden, luchan, se aferran a la tierra, figuras delgadas, oscuras.
En su dolor parecen majestuosos, no piden ayuda. Es conocido el orgullo de los cipreses, prefieren morir sin que nadie lo note, aunque sus raíces vibren pidiendo desprenderse de una vez.
Los cipreses. Van Gogh |
A veces, cuando hablan de fantasmas pienso en los cipreses.
Algo tienen que no me consuela verlos, algo distinto a todos los árboles.
Ellos no simpatizan conmigo, o yo con ellos, no lo sé bien.
Pero sí sé que en mi cielo lo último que querría es ver crecer a un ciprés…
Comentarios
y si yo todo lo puedo y toda la carga yo la llevo estoy deteriorando el sistema inmunológico, cargándome de estrés y acelerando la partida.
Un beso
en realidad hablo más de aquellos que parecen no necesitar al otro, sumidos en su propia vida, en su inmensa soledad, siempre tan fuertes, indoblegables, sin pedir ayuda jamás. No saben que sus vidas sería mucho más bella si reconocieran sus propias debilidades.
Les dejo un abrazo.
Feliz semana.
Alicia
Lamento tanto saber lo del deterioro de tu sistema inmunológico, es tanto el viento que habrás soportado solo, tantas tormentas sin quejarte, tantos pesares sin que tus ramas se dobleguen...
Quizás por un rato, si te animas, dejas descansar tanta carga, la dejas en tierra, haces que los que te aman se enteren de ella y te ayuden a llevarla. Estarás haciendo algo doblemente bueno, en primer lugar por vos, porque compartir el dolor siempre es bueno y para los demás, porque al abrirte estarás permitiendo que el otro descubra que él te hace falta, mucha falta.
A tu disposición, por si quieres seguir charlando.
Un abrazo
Un abrazo y feliz semana,
Rafael
Es también muy fácil hacer la comparación con los hombres, hay hombres paraísos, hombres robles, hombres cedros, hombres espinillos...
Ojalá que todos descubriésemos que solos, no podemos seguir avanzando, o viviendo. Al menos viviendo plenamente.
Gracias por tu comentario, Rafael.
Igual que los robles.
"...haz como Dios, que nunca llora,/ o como el robledal, cuya grandeza,/ necesita del agua, y no la implora..."
Un abrazo.
Pero son posiciones, son formas de ver la vida.
Gracias por permanecer, ojalá encuentres tu algarrobo en el Chaco.
Alicia
(…)
Los árboles son santuarios. Quien sabe hablar con ellos, quien sabe escucharles, aprende la verdad.
(…)
Quien ha aprendido a escuchar a los árboles ya no desea ser un árbol. No desea ser más que lo que es.
El Caminate. Hermann Hesse.
Me ha encantado tu texto Alicia, y el recuerdo de esta reflexión.
Un abrazo.
da sombra a los difuntos, pero a decir verdad a mi no me asusta.
Besos
Pero entiendo tu verdadero mensaje, lo entiendo.
Gracias, porque imagino que es para muchos que como yo nos resistimos a compartir el dolor, no somos Dios, no es cierto que no podemos llorar, debemos hacerlo, no es cierto que no debemos andar dando lástima por ahí, todo lo contrario, es como dices, debemos compartir el dolor.
dejar de ser cipreses, para ser sauces llorones, volcar nuestras ramas por un rato en los demás, como lo hemos hecho tanto tiempo con ellos.
Gracias, Alicia. Ahora que lo veo escrito lo comprendo mejor.
Tatiana
Sí, también los he visto, durante mucho tiempo en las pinturas, hasta los he dibujado con insistencia cuando niña, luego dejé de hacerlo.
Pero el mensaje va más allá de los cipreses, ellos tienen mucho que ver con la tierra y también con el cielo.
Te dejo un abrazo.
Esta entrada en realidad es más que eso, es un intento de hablar con los que tienen dos piernas.
Siempre es un gusto leer tus entregas.
Alicia
Esa mano tendida al cielo es la que intento desplegar en aquellos que la tienen cerrada a compartir.
Gracias por visitarme.
Alicia
Me gusta esa comparación con los sauces llorones, es exacta tu expresión de volcar nuestras ramas por un rato en los demás.
Los pesares compartidos, pesan menos.
Te abrazo, amiga mía.
Son altivos, crecen como si se acabase el tiempo, tiempo al que se enfrentan con fortaleza y temple.
Proporcionan al lugar en el que se encuentran un halo de eternidad, de protección.
Un fuerte abrazo, querida Alicia.
Ah ... a mí tampoco me gustan los cipreses ...-
Abrazos!
Besos amiga poetisa, que siempre invitas a pensar con tus letras.
Besos.