El juego del deseo
Todo es fuga al parecer, un mundo del gesto, un mundo del beso, el desnudo que intuye el relámpago final, agonía y felicidad.
Deseo absoluto, desafío, acento, voracidad sensual… ¿fatalidad de amar?
Porque este abrasarse como una llamarada en la noche, puede ser una forma de evadirse, de evadirnos.
Ese estar con los ojos abiertos, es delirio penetrando el mundo. Ese hambre de pasión que demuestras, revela un deseo de iniciar un juego, de jugar a los dados con el deseo, negar el mar de lo no posible.
Los dos sabemos, que todo se corrompe, hasta esta exuberancia tuya de expresarte, la intensidad de la vida por ejemplo, esa realidad que no soporta el entusiasmo.
Quizás sea tremendista, pero tu intensa energía hace que le tema a la catástrofe. Esas sensaciones que producen un estallido, esa expansión desorbitada, vida trepidante en el silencio que se desborda por la noche.
Algo me insinúa el peligro, temo a alguna grieta que pueda desmoronarnos, no quiero tu desasosiego, en esta fiesta tuya de los sentidos, ya fuera lo tenebroso o lo difuso.
Quizás sea bueno hacerle lugar a tu algarabía de hombre.
Quizás sea bueno permitirse un viaje por el mundo del deseo, en el cual hasta las piedras abran los ojos, esa manera de contemplarlo todo, de beber a sorbos hasta
las exclamaciones. Momento incontaminado, eco de tu voz que se continúa en la mía. Ni el día y sus presagios pueden evitar desviar el nacimiento de las formas del reino del hechizo, del amor inagotable, sobredimensionado, delicada ternura,
comunión universal, mágico poder cuando descubrimos que el paisaje más adorable de todos, es el de la piel del otro junto a la nuestra, es un sueño multicolor, un mundo de sentidos que trasciende la belleza humana, se viste de infinito. Es la negación de la nada, la avidez del universo, es la incitación a vivir profundo, es complacencia, placidez,
interrogación a lo cotidiano, diluvio redentor, búsqueda vertiginosa del espíritu para dar nacimiento a lo sublime.
Deseo absoluto, desafío, acento, voracidad sensual… ¿fatalidad de amar?
Porque este abrasarse como una llamarada en la noche, puede ser una forma de evadirse, de evadirnos.
Ese estar con los ojos abiertos, es delirio penetrando el mundo. Ese hambre de pasión que demuestras, revela un deseo de iniciar un juego, de jugar a los dados con el deseo, negar el mar de lo no posible.
Los dos sabemos, que todo se corrompe, hasta esta exuberancia tuya de expresarte, la intensidad de la vida por ejemplo, esa realidad que no soporta el entusiasmo.
Quizás sea tremendista, pero tu intensa energía hace que le tema a la catástrofe. Esas sensaciones que producen un estallido, esa expansión desorbitada, vida trepidante en el silencio que se desborda por la noche.
Algo me insinúa el peligro, temo a alguna grieta que pueda desmoronarnos, no quiero tu desasosiego, en esta fiesta tuya de los sentidos, ya fuera lo tenebroso o lo difuso.
Quizás sea bueno hacerle lugar a tu algarabía de hombre.
Quizás sea bueno permitirse un viaje por el mundo del deseo, en el cual hasta las piedras abran los ojos, esa manera de contemplarlo todo, de beber a sorbos hasta
las exclamaciones. Momento incontaminado, eco de tu voz que se continúa en la mía. Ni el día y sus presagios pueden evitar desviar el nacimiento de las formas del reino del hechizo, del amor inagotable, sobredimensionado, delicada ternura,
comunión universal, mágico poder cuando descubrimos que el paisaje más adorable de todos, es el de la piel del otro junto a la nuestra, es un sueño multicolor, un mundo de sentidos que trasciende la belleza humana, se viste de infinito. Es la negación de la nada, la avidez del universo, es la incitación a vivir profundo, es complacencia, placidez,
interrogación a lo cotidiano, diluvio redentor, búsqueda vertiginosa del espíritu para dar nacimiento a lo sublime.
Comentarios
Un abrazo en la noche,
Rafael
Es una narración perfecta.
Habla del presente vivido, más que el juego del deseo, es el deseo de jugar a ser Uno. El arriesgarse. Esa sutileza de expresar, esa delicadeza rara vez encontrada es para felicitarla, Abatilli.
Es usted admirable.
Sensualidad delicada, grata, sin exagerar, sin caer en la grosería. Plenitud.
Aplausos, Ali querida
Te dejo mis afectos sinceros!!
mi abrazo
Un texto sutil, evocador, narrado literaria y vocalmente de forma encantadora.
Siempre es bueno permitir un viaje al deseo físico y psíquico. Ayudará a vivir y a poder alcanzar lo que se define como sublime.
Un fuerte abrazo, querida Alicia.
¿Miedo al futuro?
A disfrutar el presente. Mañana ya veremos.
Me ha encantado esta entrada.
Tus letras despliegan arte y buen gusto, Alicia.
Un cálido abrazo.
Es un placer visitarte y leerte.
Besos. María