Sensación de eternidad

Vamos a regresar a esas siestas pueblerinas, hermanos queridos. 
Nuestros padres creen que estamos dormidos, pero hace rato que saltamos por la ventana y el campo nos ha recibido con sus brazos abiertos. Somos pequeños gorrioncitos jugando con el sol. Parecemos vestidos de Año Nuevo, risas de niños en bandada. Somos vísperas de algo bello, o somos, mejor dicho, la belleza  en sí.
 Siesta dorada, llena de duendes, hombres de la bolsa y pomberos, a quienes no tememos, jamás le creemos a la abuela cuando nos cuenta de ellos, porque cuando lo hace, siempre le guiña un ojo a mamá.
 Tarde sin horas, infinita, de no ser por las sombras que la quieren negar y esos pájaros regresando a sus nidos. Todo a nuestros pies descalzos, el futuro despertando, llenando los vacíos que vendrán después…
 Si pudiéramos rogarle a la noche que se retrase un poco, porque nuestra inocencia no desea dormir ni renunciar a esta sensación de vida eterna, aunque las gallinas ya en sus zarzos, espanten toda posibilidad de ello…
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Comentarios

Francisco Espada ha dicho que…
Que tu vida sea por siempre una continua sensación de eternidad, eso significará que estás en el camino.
Rafael ha dicho que…
Efectivamente es una "sensación de eternidad" tu escrito.
Un abrazo en la mañana,
Rafael
mariano sanz navarro ha dicho que…
Ah, Que bien lo has descrito. Las recuerdo exatamente así. Un abrazo
María Bote ha dicho que…
Genial. Alicia, subscribo tus sensaciones. Esa bendita inocencia que nos hacía creer que seríamos eternos, por la que, ahora, suspiramos envueltos en nostalgias...

Felicidades y Besos. María
Marisa ha dicho que…
Querida Alicia he revivido contigo
aquellas siestas de las que nos escabullíamos, tiempos de inocencia
que el tiempo ha dejado en el camino.

Un abrazo muy grande
Pluma Roja ha dicho que…
Volver un poco el ojo al pasado puede darnos sensación de eternidad.

Buen día Alicia,

te dejo un fuerte abrazo.

Hasta pronto.
omar enletrasarte ha dicho que…
pinceladas del buen decir,
saludos
El Gaucho Santillán ha dicho que…
Ah! esos recuerdos.

Son hermosos, pero me ponen nostalgico.

Buen texto.

Un abrazo.
ANTONIO CAMPILLO ha dicho que…
Creo que es el verdadero tiempo feliz. Escaramuzas prohibidas, juegos en donde crecen los lazos de amor, pequeñas travesuras que son inmensas rebeliones ante lo establecido...
Hermanos y amigos a la búsqueda de poder sentir el polvo en los pies, sin miedo a cuentos de mayores, sin miedo al hombre del saco...
Es la felicidad.

Un fuerte abrazo, querida Alicia.
Anónimo ha dicho que…
Esos recuerdos y vivencias de la infancia, que nos hacen ser más felices, recordando todas las peripecias envueltas en halos de inocencia y descaro...Esa sensación de eternidad y serenidad.
Muy bello tu escrito, Alicia...Precioso.
Un abrazo.
Sara O. Durán ha dicho que…
Placidez y mucha alegría se respira en esta entrada.
Un beso grande.
Arturo ha dicho que…
En algún determinado momento de nuestra vida nos ponemos nostálgicos. Surgen, de pronto, aquellos tiempos de la niñez, con una fuerza imponente. Transmitirlos con gracia a los demás es todo un arte. En tu caso, lo has hecho de mil maravillas: me has hecho disfrutar -a la par de aquellos niños- las vivencias de aquellos días irrepetibles.
Un fraternal abrazo.

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