¿Por qué vivir en pequeño si podemos vivir a lo grande? La idea es crear nuestro propio camino, levantarnos cada mañana con alegría y vivir como queramos. Por eso escribo... Para dar cuenta de ello. Poesías mínimas, pero mías.
De la nostalgia
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Vengo a ver que ocurre con la nostalgia. Es muy terca, deja abierta la puerta a los recuerdos que hace tiempo exilié de mí. El viento es cómplice de ella, ambos desempolvan lo que procuro que no tenga regreso, porque luego el sueño es el que no regresa y yo aquí, sin poder responder aún, ni a la nostalgia ni al viento.
Qué de besos hubiera dado de saber que la nostalgia tiene el arte de exigir siempre más, sombras que no terminan de acomodarse, derrotas que no fueron vividas como tales.
No me gustan las cenizas, tiendo a eliminarlas al instante, pero las de la nostalgiase esparcen en lugares tan secretos que no puedo hallarlas, y cuando creo que se han ido todos los fantasmas, esta maldita centinela me hace comprender que aquello de lo cual jamás nos hemos resignado, tiende a vestirse de eternidad…
Es mala la nostalgia y sin embargo muchas veces nos atamos a ella, nos arrastra y por eso debemos huir sin que nos haga daño y nos lastime. Un abrazo en la noche.
Así creo yo también que es la nostalgia, querida Alicia. Cuando se cree que todo está perfecto, que todo se encuentra en su sitio y los recuerdos parecen no hacer mella en el alma, ¡plafff!, una bofetada dura, un golpe seco, una recuerdo ineludible, hace que renazca con más fuerza lo que parecía que la goma de borrar de la resignación había hecho desaparecer. En cualquier caso, creo que las derrotas de las que proviene la nostalgia si han sido reales: son reales los momentos dichosos pero si han desaparecido son derrotas, son reales los momentos desdichados y en sí ya son una derrota... la derrota de la vida es un mal que o aguantamos o nos hundimos con él. Creo que hundirse es el último recurso y aguantar una incertidumbre. La nostalgia hay que quitarla como una espina saca a otra cuando se nos clava en la mano. No dejándola que exista porque siempre existe un remedio contra ella, aunque sea soñado.
Pájaros, pájaros, pájaros golpean sus alas en tu recuerdo. Lo lavan, escurriendo olvidos. Las palabras, enojos y odio se marcharon hace tiempo. Al final he comprendido, que todo es cuestión de vuelos.
Hace falta que lluevas en palabras para que vuelva a crecer el encuentro. Que tu voz sea generosa tierra, y que albergue mis silencios viejos. Hace tiempo que los doblo prolijos, hace tiempo que laten a mi abrigo. Por costumbre ya ni los despierto. Quizás tu voz llegue hasta el jardín perdido donde se esconden los "te quiero" nuevos, Así, será pradera lo que hoy es desierto. Y entre los helechos secos de la ausencia...
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Un abrazo en la noche.
Un abrazo.
Un abrazo
Cuando se cree que todo está perfecto, que todo se encuentra en su sitio y los recuerdos parecen no hacer mella en el alma, ¡plafff!, una bofetada dura, un golpe seco, una recuerdo ineludible, hace que renazca con más fuerza lo que parecía que la goma de borrar de la resignación había hecho desaparecer.
En cualquier caso, creo que las derrotas de las que proviene la nostalgia si han sido reales: son reales los momentos dichosos pero si han desaparecido son derrotas, son reales los momentos desdichados y en sí ya son una derrota... la derrota de la vida es un mal que o aguantamos o nos hundimos con él.
Creo que hundirse es el último recurso y aguantar una incertidumbre.
La nostalgia hay que quitarla como una espina saca a otra cuando se nos clava en la mano. No dejándola que exista porque siempre existe un remedio contra ella, aunque sea soñado.
Un fuerte abrazo, querida Alicia.