De la nostalgia

 Vengo a ver que ocurre con la nostalgia. Es muy terca, deja abierta la puerta a los recuerdos que hace tiempo exilié de mí. El viento es cómplice de ella, ambos desempolvan lo que procuro que no tenga regreso, porque luego el sueño es el que no regresa y yo aquí, sin poder responder aún, ni a la nostalgia ni al viento. 

Qué de besos hubiera dado de saber que la nostalgia tiene el arte de exigir siempre más, sombras que no terminan de acomodarse, derrotas que no fueron vividas como tales.

No me gustan las cenizas, tiendo a eliminarlas  al instante, pero las de la nostalgia se esparcen  en lugares tan secretos que no puedo hallarlas, y cuando creo que se han ido todos los fantasmas, esta maldita centinela me hace comprender que aquello de lo cual jamás nos hemos resignado, tiende a vestirse de eternidad…


Comentarios

Rafael ha dicho que…
Es mala la nostalgia y sin embargo muchas veces nos atamos a ella, nos arrastra y por eso debemos huir sin que nos haga daño y nos lastime.
Un abrazo en la noche.
Sara ha dicho que…
La nostalgia es insaciable amiga, si la dejamos, nos convertimos en nostalgia.
Un abrazo.
Chelo ha dicho que…
Las cenizas de la nostalgia aparecen una y otra vez intentando cubrirnos y hay que intentr escaparse para no dejarnos llevar por ella.
Un abrazo
ANTONIO CAMPILLO ha dicho que…
Así creo yo también que es la nostalgia, querida Alicia.
Cuando se cree que todo está perfecto, que todo se encuentra en su sitio y los recuerdos parecen no hacer mella en el alma, ¡plafff!, una bofetada dura, un golpe seco, una recuerdo ineludible, hace que renazca con más fuerza lo que parecía que la goma de borrar de la resignación había hecho desaparecer.
En cualquier caso, creo que las derrotas de las que proviene la nostalgia si han sido reales: son reales los momentos dichosos pero si han desaparecido son derrotas, son reales los momentos desdichados y en sí ya son una derrota... la derrota de la vida es un mal que o aguantamos o nos hundimos con él.
Creo que hundirse es el último recurso y aguantar una incertidumbre.
La nostalgia hay que quitarla como una espina saca a otra cuando se nos clava en la mano. No dejándola que exista porque siempre existe un remedio contra ella, aunque sea soñado.

Un fuerte abrazo, querida Alicia.

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