La carta
Cuatro de la mañana.
La ciudad se pone de costado, tampoco puede dormir y abraza a su almohada, La Cañada.
La ciudad se pone de costado, tampoco puede dormir y abraza a su almohada, La Cañada.
Los grillos parecen enfurecer a las sombras, se hacen más densas. A la noche no le
gusta que desafinen.
No tengo nada para leer. Unas cartas viejas que olvidé quemar, me observan desde el cajón abierto de mi ropero. Esas cartas se convierten
en mi universo. Aquel de los veinte, el
que prometía resplandores que jamás llegaron. Parece que todo el tiempo se hubiese
quedado a vivir en estos papeles arrugados, como si la memoria no fuese nada
más que una pequeña gota de rocío en esa rosa seca que no puede presentirla.
Me
pareció obscena, la memoria, digo. Preferí aquietarla.
Pero no, esa carta con su sobre azul evitaba que el cajón
se cerrase por completo. No estaba abierta.
No reconocí ni el remitente ni la letra, esas cosas que uno guarda sin
saber bien la razón. Esas cosas que uno no se atreve a abrir, sin saber bien de
dónde viene el miedo.
“Ibarreta, Formosa, diciembre de 1990”, lugar y fecha.
Quien la escribió, no me tuteaba y escribía
sin detenerse en acentos ni comas, me contaba algo, que siendo un día viernes de
noviembre, después de mi partida del pueblo, alguien había decido
irse también, pero de la vida. Alguien tan importante para mí que anduve
cargando su olvido como carga esta ciudad los casi dos millones de pies que la vulneran.
Córdoba, La Cañada |
Comentarios
No estés triste!
Luego, la carta, la protagonista no debía olvidar, por eso no la abrió.
Felicitaciones. Me gusta tu poesía, pero más me gusta tu prosa, Alicia.
No sé si ya escribiste una novela, pero la verdad que descubro en ti, todo para que seas una gran novelista.
Me gustó, mucho.
No sé, descubro que puede ser parte de tu historia real, eso atrapa.
O quizás es un relato producto de tu imaginación, atrapa también.
Tiempo sin comentarte, pero jamás sin leerte.
No dejes de escribir jamás.
Un abrazo
Es una historia repetida.
Al menos, para la gente como yo.
Un abrazo.
Un abrazo en la noche.
Un abrazo
Hace poco conte cuando encontre una en un libro comprado usado
Un abrazo
mil te quiero, mil caricias
y una flor que entre dos hojas
se durmió.
Y mis brazos vacíos se cerraban
aferrándose a la nada,
intentando detener mi juventud.
Abrazos
Buen fin de semana. Besos. María
El vino viejo se hace vinagre. No alegra la vida. Produce insomnio.
.
Preciosa tu Cañada. Da ganas de ir a verla.