¿Ama de casa? o ¿Alma de casa?
De existir una escuela de Amas de casa, seguramente yo me
habría llevado casi todas las materias a marzo, traería de años anteriores
Planchado, Barrido y Limpieza.
Quizás habría aprobado con notas satisfactorias Planeamiento del menú, Economía Doméstica y Cocina
(pero para ciegos, porque la unidad presentación culinaria, tendría un cero).
Quienes me conocen, no me exigen, como los padres cuyo hijo jamás les trajo una buena nota, al final por cansancio dejan que haga lo que pueda, "mientras no repita el año..."
Cada tanto escucho en tono de sorpresa un: "¡pero está bien limpio!", "ohh , le
salió exquisito”.
Mi problema es que me distraigo, con las plantas, los pájaros,
los versos, la lluvia o los mil intentos por mejorar los instantes.
Por eso me disculpan, porque saben que “soy así”.
Por eso me disculpan, porque saben que “soy así”.
Yo no quiero que gastes tu dinero invitándome a
salir, o en joyas o ropas caras, sólo te pido que me ayudes a ordenar el ropero. Dirás “no es mucho lo que pide”,
eso es porque no viste mi ropero, te aconsejo que no lo hagas, no vaya a ser que no cuentes el cuento…
La avalancha
será tanta que podrías asfixiarte al primer intento. Que no, ¡te digo que no!, la
ropa está limpita, sólo hay un cierto descuido en el doblado de la misma y de eso que llaman perchas, a veces cuelgan medias, recetas o cualquier tipo de misterio. Yo no las miro, creo que me detestan, cuando quiero impresionar a mi hermana, intento colgar camperas, sacos y lo que me reiteraba la profe del Buen Colgado que debía ser colgado, pero ellas me miran desde su vacío triangular y se ríen, sabiendo que pronto me doy por vencida, a veces, cuando están distraídas o preguntándose la razón de su existir abro la puerta de mi ropero y desde lejos enlazo lo que puedo, una bufanda, un gorro o un pañuelo (son los más fáciles, lo que tiene mangas, es tema de mayor cuidado)
Mi madre se queja con los demás, “por ahí
tiene la ropa planchada, pero antes de ponerla en el ropero, hace un bollo y la
tira, así la deja”. Eso me da pena, que no pueda ayudarla, ella que tiene una
maestría en Pulcritud y Minuciosidad.
Está confirmado, eso no se hereda, al menos en mí, no se ha pegado. ¡Tanto que me gusta ver la ropa colgadita, las toallas y sábanas dobladas, como si fuesen todas una sola!
Está confirmado, eso no se hereda, al menos en mí, no se ha pegado. ¡Tanto que me gusta ver la ropa colgadita, las toallas y sábanas dobladas, como si fuesen todas una sola!
No hay cosa que me guste más
que ver mi ropero ordenado, pero el desorden se me resbala de los dedos y se
complica mucho más en esta gran caja de madera que guarda la ropa de tantos
inviernos.
No me pidas que te planche, ni te doble un pantalón, que el repulgue de las tartas me salga
prolijo, que la cebolla la corte pequeñita o que los pisos sean un espejo.
No
me pidas tanto por favor.
Si cada día te dibujo
una sonrisa aunque no tengas ganas.
Traigo, no sabes cómo ni de dónde
flores que llenan tu mesa.
Mis pies inventan mil pasos para mitigar tu
cansancio y llego serena al vértigo de tu desazón.
Si ya no ves el pronóstico en la T.V. porque descrees de
él, o no lo necesitas, antes de salir a la calle me preguntas si lloverá, y es rara la vez que sales con paraguas y no llueve.
Porque sabes que a
veces todo en mí es dolor, pero vivo y soy amor.
Abandoné la escuela de Amas de Casa, o me echaron, no
recuerdo bien, pero no te haces problema por ello, tengo una bandada de poemas que alivian mi torpeza y aunque no siempre mi casa (mi pequeño país) la encuentres
ordenada como para recibir visitas, sabes que aquí estaré cuando necesites
pan, silencio o simplemente un lugar para seguir siendo.
Comentarios
Un abrazo.
Genial tu escrito, amiga.
Un abrazo
me gusta leerte, auqn en esta autocritica
Abrazos
Mi abrazo!