Los ancianos nos enseñan a no temer al silencio.

Los ancianos nos enseñan a no temer al silencio
porque un día fueron voz
y juntaron la suya a la de tantos
y sus horas crecían en sonido compartido.
Supieron de pájaros persiguiendo un cielo,
de ropa de niño esperando al viento,
de pan recién horneado congregando a los suyos
y de la paz de la casa cuando todos dormían.

Los ancianos nos enseñan a no temer al silencio,
al único que le temen es al de los que pudiendo hablarles,
prefieren no hacerlo, porque ya los consideran muertos.

Comentarios

salud equitativa ha dicho que…
singular!
un abrazo andino
el dispensador
Hola Alicia.
Hay ancianos que nos aportan mucha sabiduría.
Mw gusta la definición que has hecho.
Besos, Montserrat
Fina Tizón ha dicho que…
Los mayores siempre son maestros, y sus lecciones sabias, Alicia.
Precioso poema homenaje a la gente mayor, felicidades.

Fina
Rafael ha dicho que…
¡Qué razón tiene tus versos Alicia...!
Un abrazo.
Narci M. Ventanas ha dicho que…
Quien considere muertos a los ancianos, quizá sea porque los muertos en alma y espíritu son ellos mismos.

Buena reflexión.

Besos
Francisco Espada ha dicho que…
Tenemos que resistirnos, hay que vencer al silencio. No es que los mayores ya no tengan nada que perder, sino que son conscientes de la herencia que están dejando a los suyos. ¡Bravo!
Mariana ha dicho que…
¡ Fuerte !
Lo expresaste perfecto con palabras matizadas de silencio ...
Un besote Alicia .
karras ha dicho que…
Que gran verdad Ali, y cuanto se pierden los que no desean escucharlos.
Besotes.
Sara O. Durán ha dicho que…
Me hiciste estremecer con el final que le diste. Sentí una punzada en el corazón.
Un abrazo mi Ali Veci.
Jenofonte ha dicho que…
Los ancianos no temen al silencio,
porque el silencio es amigo del recuerdo,
y el recuerdo es la persistencia de la vida...
ANTONIO CAMPILLO ha dicho que…
El contraste entre la manos de tu madre y la delicadeza de la flor consiste únicamente en el color. La frescura de una piel, que es tan cálida como cuando se encontraba en plena sazón, produce en la flor un cosquielleo que la acaricia, la excita y la engrandece altiva entre quienes no saben apreciar que jamás existe la edad. Existe una sensación perjudicial que nos atrapa: el tiempo.

Un inmenso abrazo, querida Alicia.

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