Como un pedacito de limón
Le dijo "en diciembre salgamos de vacaciones".
Ella comenzó a organizar la felicidad.
Despertó cada mañana con la promesa de diciembre (apenas era abril).
En julio él le escribió un correo con una frase: "lo de diciembre no podrá ser".
Impulsiva, le respondió "¿puedo ir yo?".
Silencio... hasta hoy ( noviembre), diciéndole que sí, lo de las vacaciones de diciembre estaba en pie. Que podía ir. Que había estado con otra mujer, pero no resultó.
Y se descubrió la segunda opción de él. Supo que era más fácil no querer.
O no saber querer, como él.
Se sintió ese pedacito de limón en la heladera que alguno no usó y envejece allí. Nadie sabrá de él, excepto la basura.
"Es mejor no querer", se repite una y otra vez. Apenas camina, por temor que los demás perciban el ruido de su corazón rompiéndose. Aquellos que también han sufrido del mismo mal lo conocen bien, por eso es difícil pasar desapercibido.
Escribe, es una forma que tiene de remendarse un poco por dentro.
Escribe para que llegue el olvido a cicatrizar su dolor.
Ella comenzó a organizar la felicidad.
Despertó cada mañana con la promesa de diciembre (apenas era abril).
En julio él le escribió un correo con una frase: "lo de diciembre no podrá ser".
Impulsiva, le respondió "¿puedo ir yo?".
Silencio... hasta hoy ( noviembre), diciéndole que sí, lo de las vacaciones de diciembre estaba en pie. Que podía ir. Que había estado con otra mujer, pero no resultó.
Y se descubrió la segunda opción de él. Supo que era más fácil no querer.
O no saber querer, como él.
Se sintió ese pedacito de limón en la heladera que alguno no usó y envejece allí. Nadie sabrá de él, excepto la basura.
"Es mejor no querer", se repite una y otra vez. Apenas camina, por temor que los demás perciban el ruido de su corazón rompiéndose. Aquellos que también han sufrido del mismo mal lo conocen bien, por eso es difícil pasar desapercibido.
Escribe, es una forma que tiene de remendarse un poco por dentro.
Escribe para que llegue el olvido a cicatrizar su dolor.
Comentarios
Cosas que a mí me resulta complicado entender.
Un abrazo, vecina.
Hablo de aquella mujer que aún espera al príncipe azul, mujer que no sabe que los príncipes ahora ya no vienen azules.
Ni de ningún color... no vienen.
Nosotras dos lo sabemos, pero la de la otra cuadra aún no cayó, así que intento avisarle por este medio... ja,ja.
Te dejo un abrazo inmenso.
Alicia
Un abrazo.
Bss.