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La niebla y yo...

Hoy les cuento algo de mi cotidianeidad ... Si de todos los fenómenos meteorológicos debiera elegir el que me fascina más sería la niebla, no por la niebla en sí, sino por lo que produce en mí. Eso de andar a los manotazos en la calle confundiendo personas con árboles no es gracioso. Ayer nomás creía que era una bicicleta lo que me pasó rozando pero el repicar de unos cascos de caballo me sacaron de la confusión, era un carrito de los cartoneros que enojados porque no veían nada, se entretenían en asustar a las personas distraídas. No soy de insultar pero esta vez me salió pronto el “que te re …” por supuesto tarde, la niebla se tragó mi enojo. Por suerte tengo esas ocurrencias que me hacen más fácil recorrer la ciudad con niebla, al menos no les veo las caras tristes a los demás y hasta puedo reír sin que nadie me mire dudando de mi cordura. Se me ocurre que es un momento propicio para experimentar la mejor de las aventuras, de esas que uno no se anima a vivir en tiempos

A nuestros gobernantes...

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Si lo único que importa es el materialismo pierde la generosidad, triunfa el egoísmo. Si la razón es sofocada por el engreimiento pierde la rectitud, ganan los decretos siniestros... Si la práctica se divorcia de la prédica pierde la convicción, triunfa la desconfianza. Si a las alimañas ya no las asusta la caída pierde la justicia, gana la desesperanza. Si ya no importa de qué lado está la verdad pierden los ideales, gana la inmoralidad Si al buscador de utopías se lo culpa de inocencia pierde la ilusión, gana la impotencia.

Buscando el cielo

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El reflejo de un árbol seco en el río hizo que despertara mi deseo urgente de ver un campo de girasoles en flor para olvidarme por un rato del Apocalipsis que esta imagen intentaba hacerme presentir. Tal vez el invierno hizo que pensara de esa manera, evitando que pueda ver la belleza que encerraba la dulzura de su tronco danzando con su propia sombra, una forma que encontró de disfrazar su soledad, lo mismo que hacemos los humanos con nuestros recuerdos... El árbol encorvado hacia el río, como último gesto de amor, me trajo el intento que hace nuestro planeta para no caer, “desastre ecológico” lo llaman, malicia e indiferencia total, digo yo. Ese árbol triste y muerto me recordó que ya no escucho los pájaros de ayer, los mismos que en él anidaron alguna vez. Sus ramas ahora convertidas en débiles garras grises semejan los brazos extendidos de los niños y ancianos que mueren de hambre y de enfermedades curables. Quizás este árbol decidió partir antes que comiencen a caer los ángeles p

Aroma de estrellas

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De niña, la estación más esperada era el verano, porque se me permitía dormir a la intemperie y así sentirme única al cubrirme con una manta magnífica de estrellas. Creía que ellas salían necesariamente para mí. Que la Cruz del Sur me indicaba el lugar exacto en el que la certeza se juntaba con el misterio para componer la más bella de las canciones de cuna, de esas que uno no olvida jamás porque es la música del universo buscando la forma de hacer dormir a las estrellas fugaces. Presentía que las constelaciones eran reflejos de cosas inmensas, no sabía bien qué cosas, pero estaba convencida que había algo más allá que proyectaba esos reflejos. Raro, porque hasta podía decir a qué olía cada constelación, quizás sus formas me llevaban a ello. La mayoría olía a melón. Las más pequeñas a duraznos y esas que no podía distinguir bien a generosos racimos de uva madura. Hoy no me resulta extraño que huelan a mis frutas preferidas, sí me sorprende esa confusión entre aromas y formas

Tormenta

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De incertidumbre y asombro enmascaro mi llanto dejando que apacigüe la lluvia del desencanto el que precede al perdón, a la caricia sin rumbo, al dolor sin compasión. Más allá está la tormenta, esa que impasible levanta vientos que huelen a desamor y a inevitables espantos, que prodiga rayos de terror y truenos que son lamentos. Mas allá está tu sombra la que vigila y reclama, la que sabe de fantasmas, la que provoca mis desvelos, la que indago pero le temo...

Más allá de la nada

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Sabía que los demás lo obligarían a olvidar. Vendrían con el tema del tiempo que todo lo cura.Nada cura. Ni siquiera esta urgencia de regresar atrás, ni siquiera este dolor ante el nunca más… La irrealidad es mejor que lo que muestra el día.La elige como única opción. Se acerca al arco iris, aunque le dicen que se aleje, sabe que más allá está ella… Silencio. La calle lo recibe en su plenitud

Hacedor de posibles

Caminas. Al hacerlo, dejas una vía poblada de estrellas. Sé que no puede ser, que me lo imagino. Intento convencerme diciéndome una y otra vez que esos destellos son simples reflejos del sol, pero… ¿por qué tienen el mismo color que el de la eternidad? ¿Cómo haces para que cada paso tuyo me traiga brisas de leyendas que siempre quise confirmar? ¿Cómo conviertes fábulas en realidad?. Creador de posibles, no te detengas, necesito de tus huellas para evadir las sombras.