La niebla y yo...
Hoy les cuento algo de mi cotidianeidad ... Si de todos los fenómenos meteorológicos debiera elegir el que me fascina más sería la niebla, no por la niebla en sí, sino por lo que produce en mí. Eso de andar a los manotazos en la calle confundiendo personas con árboles no es gracioso. Ayer nomás creía que era una bicicleta lo que me pasó rozando pero el repicar de unos cascos de caballo me sacaron de la confusión, era un carrito de los cartoneros que enojados porque no veían nada, se entretenían en asustar a las personas distraídas. No soy de insultar pero esta vez me salió pronto el “que te re …” por supuesto tarde, la niebla se tragó mi enojo. Por suerte tengo esas ocurrencias que me hacen más fácil recorrer la ciudad con niebla, al menos no les veo las caras tristes a los demás y hasta puedo reír sin que nadie me mire dudando de mi cordura. Se me ocurre que es un momento propicio para experimentar la mejor de las aventuras, de esas que uno no se anima a vivir en tiempos