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Amor: espera, llegada y desierto

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Te esperaba Como espera el puerto ese barco que encalló muy lejos o el camino las huellas que deja el viento del regreso Te esperaba con un beso adormecido, hasta que la lluvia nació arqueando las distancias y se quedó mojando tu recuerdo en las arenas del olvido.                                                             Llegaste. Se abrió mi alma, desterré a los fantasmas y un torbellino de luciérnagas habitó mis días y dejó su velo por un rato el misterio. Se expandió el cielo latiendo al compás del deseo y el puerto vió brillar la llegada de su barco y el camino le abrió sus brazos al regreso y nos sostuvo entre sus manos un dios llamado Encuentro Se mezcla el tiempo  y busca refugio en el insomnio de una lágrima. Otra vez te has ido. El universo ha tomado la forma oblicua del adiós Ya no tengo tu nombre para negar este desierto.

Mi huella en tu cielo

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Duérmete ya, que llegaré entre las alas de la tormenta                                a caminar tus sueños. Duérmete ya. Estoy esperando la soledad de tu playa para dibujar mi nombre con la espuma del silencio . Mañana despertarás y en tu sonrisa me pasearás sin saberlo, al mirar las huellas de mi recuerdo en tu cielo.

La voz de los poetas

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Se presentan  jugando a los quizás. Bellas criaturas, pequeñas, fugaces, curiosas. Parecen de este mundo pero no. Son la esencia del viento y de la lluvia del rocío, de la rosa y de la luz Lo descifran todo, hasta el porvenir Son la voces de los poetas velando la memoria del hombre, haciendo transparente el credo de los que aman y cuando le borran su cara de sinsentido al mundo, cantan.

Preguntas al anochecer

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¿Y cómo podrán renacer las palabras que el silencio abortó sin clemencia? ¿Y cuándo regresará el viento que me trae sueños nuevos? ¿Cómo resistiré al naufragio del tiempo sin tu nombre? ¿Cuándo deshabitaré las máscaras para quedarme en mí?

Errante

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Antes imperaba el orden. Llamaba y se le respondía Buscaba y encontraba Marchaba y regresaba. Cada paso tenía sentido Cada escalera poseía un descanso Cada llave abría una puerta Cada segundo marcaba un ahora. Hoy el orden es discordia El llamado es silencio La búsqueda es vacío La marcha es distancia. Cada paso se esconde de su propia huella Cada escalera se hace inalcanzable Cada llave se herrumbra entre las sombras Cada segundo marca un interminable. Le queda un corazón dibujado con su nombre            que lo reconcilia con la vida por un rato.

Otoño naciendo

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Calma bebiendo el silencio Parece un cuento Algo que no es pero se recuerda Como esa luz que esclareció un amor. O el temblor de la lluvia confundiéndose con sus lágrimas O el temor de morir sin saberlo

Restitución

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Camina acariciándolo todo, bautizando con su andar el día. Huele a ternura de juegos junto al río y a  lluvia mojando la tierra que palpita. Ella sabe de imprevistos   y se demora, entre las sábanas colgadas en el patio del vecino. Su regreso es muy lento pero jura esperarte en el camino. Si te mira de frente seguro que verás acercarse lo que alguna vez perdiste y buscabas sin saberlo. Si te besa, sabrás lo que es llegar a Casa. De todos los rincones, voces que añorabas se prenderán de tus recuerdos y dirás contento “Estoy en paz, me reconozco otra vez niño”