En el país de Alicia Abatilli

"Mudarme toda, como una media desde los pies a la cabeza desde el alma a la tristeza.."

Ese mar que me llama con su voz profunda y misericordiosa es el mismo que pide que me vaya que me aleje de mis montañas de mi río, de mis mañanas. Ese mar, espuma y vuelo, corazón y éxodo, me dice que no dude que curará mis heridas y con su idioma de sal reescribirá mi vida.  

No sé si nos elegimos o fue pura casualidad No creo en los designios tampoco en la eternidad Todo pasa, todo cambia, hasta la misma verdad Era tan valiente entonces. Tan bella, tan buena. Tan alegre, tan gozosa Tan viva estaba. Tan llena de libertad. Que hoy, cuando me recuerdo no estoy segura de haber sido yo                    la misma que te amó.                         La mujer en el espejo,                         niega toda posibilidad de ello.

Florecen los gladiolos y es invierno No es tiempo de gladiolos. como no es tiempo de encuentros. Para desmentirlo, desde mi litoral lejano, te observo. Me parece estar tan cerca de tu pensamiento, que si me muevo,  puedo tocarlo y romperlo. Levantas tu mirada al cielo, deseas que tu pensamiento sea cierto, que cuando me imagines, me presente así, sin anunciarme, como un soplo como si anduviese con el viento y me pare junto a tu sombra y me descubras renunciado a todo, sin secretos, sin misterios, sin tiempos, así, como mis gladiolos en pleno invierno.

Y fue un sueño tan bello. El sol iba contigo y el mundo a nuestro amor se rendía Las horas eran hormigas que pasaban y se despedían. Todo estaba en silencio. Menos tu risa en mi sueño. Menos tu mano en la mía. Verdad que cae cual rayo y precisa que me duerma para entregarme a su abrazo. No quiero despertar Que mis ojos no se abran Si este mundo es sólo en sueños. Si para que funcione debo estar dormida. Déjenme que duerma. Si despierto, estoy perdida. Chico Buarque - Acalanto

Cuando las horas ya no cantan y la luz decrece entre el frío junio, regreso a mis orígenes y callo. Imágenes que se forman entre la nada. Huellas que dejan las palabras acobardadas Y el tiempo ¡ay el tiempo! Es un cántaro que derrama  auroras y juega con mi inocencia en un cielo de cobre, distinto a todos pero cercano al tuyo. Le pido una tregua hasta desaparecer entre la duda y la claridad del asombro.

En estos días que florecen entre el viento y la llovizna presiente el origen del invierno, canta un pájaro y su canto hace agua en el corazón de caracoles que me descamina. Y el polvo se hace nieve Y la razón cenizas que borran toda huella En  estos días de silencio regreso a la palabra escrita. A la certeza de una vida de mutismo sin asombro Mi paso llega hasta el mar del desconcierto y se ata a la barca que evade lo imposible Mientras, el mundo se aroma de los frutos de la fantasía y naufraga junto al reflejo de un rostro amado.