Tu voz y el río.
Voy pensándote por este río que crece en ausencia. Nadie habla de soles saliendo por otro lado. Ni veo corazones dibujados en la humedad de la ventana. En el espejo, mi imagen se pasea lentamente entre el silencio. Paisaje que es ceniza cuando quiero coronarlo de recuerdos. Como tus caricias, espuma que deja de serlo cuando mis manos alejan las garzas de sus latidos. Unos juncos crecen resistiendo a lo sombrío, como resiste tu voz enganchada al viento, abrazada a los sauces, flotando en el río del que te hablo, como seda cubriendo el frío de mi memoria.