La poesía es el reflejo de los instantes, de todos ellos. Refugio en el que nos creemos más locos que los otros, pero a la vez, más ciertos. Digo “POESÍA” y mil pájaros contienen mi temblor entre sus alas. Todos somos luz, túnel, árbol, rosas, besos, agua, rezo, sueños, trigo, vida, memoria, esperanza y miedos. Piel que ríe con los planetas, dedos que señalan el destino de las letras, vuelos que desnudan la esfinge de aquello que aún no se ha nombrado. Decir poesía es decir "no te vayas", "¡descúbreme!", rompamos la rutina, no cansemos los días. Tengo tantos versos aún para darte, tantos como veces podrás mirarme mientras me dejes libre. Nada es tan verdadero como cuando hablo de la poesía, porque al hacerlo, también te nombro. Nombro a todos. Debo abrir mis manos para alcanzar tanta verdad. Es un buscar sabiendo que jamás encontraremos lo que realmente buscamos, es como desear contener al mar en un pequeño cántaro. Decir poesía es alertar a las