¿Debe tener sentido todo, todo, lo que uno escribe? Al menos para uno. Mejor sería, para todos. Pero a veces escribimos lo oculto, lo que nosotros no sabemos que existe. Luego, dejan de leernos, porque nos consideran oscuros. Quizás sea saludable para ellos. Quizás todos escriben pero nadie lee. Y todos escribimos pretendiendo que nos lean. Dejamos de hacerlo, por cansancio, por esperar al otro que nunca llega. Visitamos algunos blogs, dejamos una seña. No devuelven la visita. Se olvidan, esperan que los visitan. Y también dejan de escribir. Dejo la resignación a un lado. Viene mi abuela, me sube a sus rodillas y me dice que escriba lo que ella jamás se animó a escribir, por no saber cómo, no tener palabras, faltarle letras. Eso que de generación en generación fuimos ocultando. Que escriba sin lágrimas, liberar lo oculto para que al fin se convierta en un pájaro dorado. Apenas fue un sueño, pero serena me tiendo en la hierba fresca y leo en las nubes, los sec