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Mensajeros del silencio

Cuando el silencio habla,  su voz es más fuerte que la del viento. Llama a luchar. Defensor de las causas sabias, mira con recelo a los temerosos, no le gustan los dramas, su voz es única, no todos pueden escucharla, sólo los que acostumbran el alma. Los que viven para afuera no pueden lograrlo, es cosa de quedarse quietos hasta oírlo,  algunos lo confundirán con delirio, huirán y se tornarán peregrinos, pero es mejor así, el silencio no tiene tiempo para los que le temen a las palabras, necesita de valientes. Él alimenta su vida con   sueños que son extraños para todos, y se arroja por ellos a la hoguera o rescata y blande aquello que le confesó el presente como el único tesoro por el cual vale la pena arriesgar la vida, sabiendo que su camino tiene dos direcciones, o resplandecer en la gloria o llorar la incomprensión de los demás. Hablo del poeta ¿De quién más podría hablar?

Soy tu deseo y tu huida

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Flechas al viento (2)

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Dolor de ex almacenero

-Desde que ellos llegaron, los gatos se fueron. Por eso pululan las ratas, la madriguera más grande vive entre los rollos de papel higiénico y los fideos de su local.   Ahora compro leche en polvo, es imposible tomar la que ellos venden en sachet, siempre está caliente o fuera de la heladera. Directamente dejé de consumir alimentos que exijan respetar la cadena de frío (lo único frío que hay en ese lugar es la manera que tienen de tratar a la gente) .  Trabajan 25 horas al día, toda la familia, no contratan argentinos, excepto al carnicero, pero imagino que tampoco lo dejan usar las heladeras, a juzgar por el olor a podrido que sale de allí, ya en la góndola de las gaseosas se hace sentir, lo cual no es tan malo, porque gracias a eso pude abandonar mi adicción a la más conocida de ellas y también logré perder unos cuantos kilos. Mi cardiólogo lo aprobará. No te miran a los ojos, nunca lo hacen.  Pueden hacer tres cosas a la vez, discutir el precio con un proveedor, cobrarle a

No sé...

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Flechas al viento (1)

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Comienzo aquí a compartir con ustedes un capítulo de mi libro "Hasta donde llegue el viento", espero no cansarlos.  Mi única intención es hacer más bello, más bueno este mundo, nada más.  Es una manera de combatir el pesimismo que parece imperar en estos tiempos.  Ojalá lo logre, ojalá.  Les dejo un abrazo y un ¡Gracias!, y aunque parezca que me reitero, realmente si no estuviesen allí, éste país no tendría razón de ser,                                                                             Alicia