Me hubiera gustado acostumbrarme a tus caricias, a tus largos silencios, a desandar las palabras en madrugada, a dejar nuestros cuerpos desnudos, en libertad. Me hubiera gustado acostumbrarme al juego extraño de amarnos sin conocernos, como en el Principio. Me hubiera gustado acostumbrarme a tus gestos de espera, a mis palabras solapadas, a la entrega constante del cuerpo en el cuerpo, de la piel que espera acechante a la piel. Me hubiera gustado acostumbrame a acostumbrarnos y hacer de la costumbre, un grito de placer, pero nos tuvimos que encontrar al final del camino... "Abrazo andino" Mendoza 2009