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03:47 AM

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Hay un nombre que carga en sus hombros la palabra "siempre" y la olvida en mi. Siempre No la guardo para mí, no la quiero, no la creo. Aunque persista quedarse justo entre mis dedos, aunque pretenda habitarme cada vez que me duermo. Por eso apenas si duermo, mejor estar alerta. No me gusta que la luna se quede tan cómoda. Y balancee esa palabra desde mi ventana. Mejor la cierro, a la ventana. Si pudiera, cerraría la luna también. Pero no puedo. Como no puedo evitar que ese nombre se quede dormido en mi almohada y gritando me despierte a las 03:47 AM.  Ni un minuto más, ni un minuto menos.  Y me invade, como la noche, me invade. Me hace señas, me dice que si me quedo en silencio no volverá a despertarme. Tampoco le creo. No puedo creerle, porque soy quien lo llama, le hago señas, como los árboles en otoño le hacen señas al viento para que se lleve las hojas viejas. Por eso despierto, creo que es el ruido que hace en mí la sorpresa al descubrirme tan plena, ta

Problema resuelto

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Y uno más uno, tu cabello. Más cuatro, tu rostro. Sumo seis, tu cuerpo, Multiplico por tres, tu deseo, Tomo algo del álgebra, tu voz. Divido las  distancias. Comparo ángulos entre lo real y lo incierto. Dejo el Torema de Thales al descubierto, para explicar lo que me sucede cuando te pienso Cuento cada día que  falta para el encuentro. Potencio los besos que romperán el silencio. Resto los amaneceres en los que no te sueño. Por ti me planteo fórmulas difíciles, a nada  le temo. Es siempre tu nombre el factor común que advierto. Y si imagino tu mano en la mía, el problema está resuelto.

¡Al fin te encontré! (Poesía ya publicada)

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¡Al fin te encontré! Un rumor de primavera me bautiza y los pájaros juegan con el otoño, lo aturden, lo niegan, lo desnudan, para que sepa cómo es ser despojado. Hacen causa común con los árboles.  ¡Al fin te encontré! Hemos coincidido en el tiempo.  Mi voz rebota en el crepúsculo Nada me hiere, todo es entrega. Lejos esconde su capa el silencio, su reflejo huye ahogando su ira. ¡Al fin te encontré!   Ahora somos vos y yo, evadiendo las hojas oxidadas. Olemos a frutas y a glicinas. Un solo latido y dos alas creciendo en cada costado nuestro… Fotografía  tomada de internet

Ciudad sin primaveras

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Si será orgullosa esa nube, que apenas moja la acera, pero se va sin borrar las huellas. Quizás no sabe cómo duele, quizás no sabe que aunque lo intente, el dolor jamás perece. Y se marcha blanca e impiadosa, suave y perfecta. Y como un árbol que sube sus ramas al cielo, yo le suplico que regrese, que no es tarde, que le quite el gris a esta ciudad sin primaveras. Parece tan triste Córdoba, sin flores, sus calles vestidas de ruidos, pero tan calladas.  Ha perdido su acento, sus parques están secos, no tiene jardines que la liberen. No hay niños jugando en las plazas. Ni se escucha como antes,  el diarero pregonando algo bueno. ¿No hay nada bueno o no lo vemos?  Como ese nido de hornero o esa anciana que teje  con esmero. ¿Y el alma sensible que dibuja en el suelo, aunque sabe que mil pies pronto borrarán su esfuerzo? Quizás la nube buena me escuche, ojalá regrese ayudada por el buen viento. Y mañana cuando despierte,  pueda descubrir a esta ciudad abanicando su h

Hago lugar en mi sombra

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Te miro desde el futuro desde este indócil enero en el que me dices quiero                y no quiero. Un río habla por los dos y me llena de misterio, corriente de ternura, cauce de locura. Adivino tus manos, tu rostro en  su reflejo y de alguna manera,                 te invento. Hago lugar en mi sombra para que pueda ser ocupada por tu propia sombra, y  una sigilosa estrella me anuncia palabras mariposas con las que daré batalla         a mis antiguas sombras.

Abuela, es Año Nuevo

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Abuela, es Año Nuevo y quiero que te deslices por esa nube blanca que te arropa hace tiempo. No recuerdo lo que me decías despidiendo al Año Viejo No me rezongues, abuela, no te duermas. Necesito que me mires otra vez desde tu reposera que me expliques cómo se lavan las penas,  que les digas otra vez:  “sana, sana, colita de rana” Vuelve a explicarme lo del milagro de la vida dime cómo hago para contemplarte desde la alegría.  No te duermas, abuela. ¡Hay tanto que no entiendo! ¡Era tan sencillo cuando me sentabas en tus rodillas y me inventabas un cuento! Es en Año Nuevo que   mi corazón se viste con tu recuerdo. Esa niñez intacta conmoviendo. Esa ternura tuya que hoy no tengo Por eso en cada Año Nuevo, regreso.  Juego contigo, te hablo y te envío un beso, cuando las luces estallan,  cerquita de tu  cielo.

Hasta donde llegue el viento

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Feliz vida, feliz presente. No son sólo palabras.  A todos, por tanta entrega, por cada comentario, por ESTAR siempre, mi gratitud. Sin ustedes, este blog, no tendría razón de ser. Un abrazo.                                                                                            Alicia